viernes, 17 de diciembre de 2021

Lección 31, Noveno Grado, Tercera Orden

 "¿De donde proceden las almas aprisionadas en ésta prisión"


Muchos teólogos, apologetas y demagogos se ha venido preguntando cuántas almas existen prisioneras en el Mundo y si ese número es limitado o ilimitado; es decir, que están continuamente entrando nuevas almas, procedentes de otro lugar, cada vez que nacen nuevos seres.


Aunque resulte paradójico solo existe un Alma prisionera, la del Demiurgo responsable de la existencia del Universo tal y como lo conocemos.


No, no existe una interminable fila de almas individuales esperando entrar a ésta Prisión. Cuando se produjo el error cósmico, el mal llamado "Pecado Original", la burbuja que contiene a nuestro Universo se selló y ya nada puede entrar o salir de ella. Dijimos, en una Lección anterior, que las almas aquí apresadas solo pueden salir juntas sin dejar a algún rezagado atrás; pero quizá se nos quedó en el tintero explicar que todas las almas que existen en el Universo saldrían como una sola Alma, así como fuera una sola Alma el Demiurgo antes de su cósmico desmembramiento. 


Aunque no es nuestro objetivo decirlo ahora, apuntaremos que, de algún modo, el Demiurgo que en el comienzo, supuestamente, murió roto en pedazos; al final de los tiempos, con el casamiento de todas las almas en una sola, será como si se recompusiera de nuevo, que resucitara; pero para hacer honor a la Verdad, hay que decir que ese nuevo Ser ya no será el Demiurgo del que hablamos sino otra cosa distinta, mucho más poderosa y con más experiencia.


Desde que el Mundo es Mundo, cada vez que una criatura procrea una nueva, esa nueva Alma es un pedacito desgajado del Alma original que dió lugar al Universo y todo lo que en él existe.


Eso quiere decir que cada vez que se crea algo nuevo en el Mundo, desde una estrella hasta una ameba o un nuevo Ser Humano, el Alma primigenia se va degradando cada vez más. Por lo tanto, es un gravísimo error creer que los seres, según pasa el tiempo, van evolucionando espiritualmente. Justo, sucede todo lo contrario y aunque los cambios y mutaciones físicas sean visibles y parezcan para mejor; sin embargo, espiritualmente van perdiendo calidad del mismo modo que una parte de un holograma, mientras más diminuta sea, su información, aunque completa, será menos legible, más imperfecta y degradada. Es, por decir así, que el Alma original del Demiurgo era como un manuscrito original que fue dividiéndose en copias y de esas copias surgieron otras copias y más copias de copias hasta nuestros días; pero con la salvedad de que según se realizan nuevas copias quedan destruidas las antiguas y, por lo tanto, el original ya no existe y las copias cada vez poseen menos calidad y son menos legibles.


Somos ilusos y muy arrogantes cuando afirmamos que los hombres de ahora somos mejores, en todos los sentidos, que la Humanidad de hace diez mil años, o que psíquicamente los mamíferos somos más perfectos que los extintos dinosaurios. Todo, absolutamente todos, somos copias de copias y nuestro Espíritu, es decir, nuestras almas, han ido menguando a menuda que los seres del Universo hemos ido procreando. Y ese, queridos amigos, es el origen del Mito del Pecado Original, porque de ser nuevas almas que entrasen en ésta prisión y que heredasen la causa de los errores cometidos, sería una soberana injusticia; pero al ser las nuevas almas como las estrellas de mar que se forman de uno de sus brazos cortados, todo se entiende, pues aunque parezca un nuevo Ser, es el mismo pero clonado; es decir, fotocopiado.


Leído lo anterior deben de entender que cuando odian, hieren, perjudican o matan a alguien, están odiándose, hiriendo, perjudicando y matándose a ustedes mismos. Que estupidez ¿Verdad?; Pero es lo que hay.


Somos todos fractales de una Unidad Original, somos como pedacitos de un Cósmico Holograma y todos y cada uno de nosotros somos fragmentos de Osiris, el Dios que fuera descuartizado para formar el Universo.


Ahora, cuando ustedes Miren a sus semejantes, envidiándoles su posición o posesiones, intenten ver qué son ustedes mismos; pero mirándose en un espejo. Pensar en hacer el mal o perjudicar a alguien es tan estúpido como pisarnos, de forma consciente, nuestro propio pie o quebrantos los huesos de la mano de un martillazo.


Piensen en ello cuando les lleguen malos pensamientos respecto de sus semejantes y luego cuéntenos su experiencia.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C