martes, 7 de diciembre de 2021

Lección 22, Noveno Grado, Tercera Orden

 "Negocio de la Muerte"


-Entre la Estupidez y la Ignorancia-


En realidad, los fonemas estupidez e ignorancia significan una misma cosa, aunque el primer vocablo es utilizado a modo de improperio e insulto.


Sin entrar a debatir nuestra bien conocida posición liberal acerca del aborto; es decir, que cada cual puede hacer de su capa un sallo, a que nadie lo acuse o señalen con el dedo por sus acciones. Bastante tienen ya, las abortistas, con su terrible carga en la Consciencia, para que encima vayamos nosotros a escarnecerlas públicamente.


Hoy no tratamos de eso sino del negocio, tremendo negocio creado con la Muerte. Yo no soy nadie para decir lo que está y lo que no está bien. Cada cual cargue con su culpa, en caso de sentirse culpable o disfrute de su falta de Consciencia; es decir, de Humanidad.


Son gente sin escrúpulos que no vamos a señalar, ya se señalan ellos a sí mismo, quienes se lucran con el pesar de la gente, diciendo actuar casi como altruistamente; porque claro, si ellos no actúan como operarios de la muerte otros lo harán. Bien, el caso es que se trata de un suculento negocio legal, ya sea financiado de forma privada o pública; es decir, pagada por los impuestos de todos los ciudadanos.


Ahora viene la Eutanasia que es una suerte de subterfugio para definir al Suicidio consentido y, en éste sentido, decimos lo mismo que respecto al aborto "Que cada cual haga de su capa un sallo"; dicho de otro modo, todo el mundo es libre y responsable de hacer, con su vida, aquello que le venga en gana, siempre y cuando no perjudique a tercero. 


En ese sentido, según la Filosofía, no entendemos la criminalización que se hace respecto del aborto o del suicidio, ya sean ambos voluntarios en soledad o asistidos. En el caso de ser asistidos, no obstante, queda implicada la consciencia de los colaboradores, ya sea a cambio de una suma de dinero o se realice por, supuestas, cuestiones humanitarias.


Desde éste lugar, en numerosas ocasiones, por activa y por pasiva, dicho como preámbulo, todo lo anterior, hemos dicho que tanto el aborto libre como el suicidio, ahora léase eutanasia, son terribles actos producidos por la ignorancia de cómo funciona el Mundo Espiritual.


Por ejemplo, se habla de forma indebida, cuando existen atentados, en Oriente Medio, donde se inmolan guerreros con bombas para conseguir sus objetivos, de suicidios. No, hombre de Dios, en todo caso, un kamikaze no es un suicida sino un patriota que muere por una causa; ya sea ésta legítima o no, producto de una ideología determinada o de un fanatismo religioso, como suele ser el caso. Nosotros no aplaudimos esos hechos, del mismo modo que jamás realizaremos apología de la violencia o del derramamiento de sangre.


En ese sentido, con todos mis respetos, un suicida es un idiota, estúpido e ignorante pues acaba con su vida creyendo que acabará con su sufrimiento sin que existan consecuencias. ¿Qué consecuencias?, dirán los ateos que no creen en la vida después de la vida; es decir, después de acabar con su vida.


En éste como en otros casos, las creencias no definen la Realidad, la cual posee existencia propia e independiente de lo que crea o piense cada cual. Por librarse del dolor se está pagando un gran precio. Por calmar el hambre con un plato de lentejas se está pagando, nada menos, que la primogenitura. 


La Consciencia Humana es un Atributo de la Personalidad, en su simbiosis con el Espíritu Humano. Es la ventana por la que el Espíritu, Personalidad mediante, adquiere sus experiencias en éste Plano de Existencia. Una vez que el Cuerpo muere, la Personalidad muere, la Consciencia desaparece y la memoria es archivada, sin más. Con posterioridad, en una nueva encarnación, el Espíritu decidirá construir un nuevo Cuerpo y una nueva Personalidad para lo que podrá, o no, utilizar recuerdos de vidas anteriores.


A lo que vamos es a que el Suicidio, llámese eutanasia, es la única forma de muerte que no está programada por el Espíritu; es decir, el acto consciente y voluntario de quitarse la vida, es un acto imperdonable contra el Espíritu Santo; De hecho, es el único "Pecado" que no posee perdón posible al ser irreversible. 


Autodestruida la Personalidad, el Espíritu ya no podrá recuperarla para una nueva Vida. Esto quiere decir, que no existe, en ese sentido, una diferencia entre lo que pudiera creer un ateo o una religioso. La Muerte es definitiva y el Espíritu seguirá su camino experiencial como si nada; pero el suicida puso punto final a la posibilidad de poder continuar existiendo, de forma consciente y manteniendo sus recuerdos en una nueva vida del Espíritu.


Conociendo ésta Verdad, debería de producir algo de miedo el acabar con la vida de uno; pero la élite de nuestro Mundo solo tiene a su Dios, el Becerro de Oro del Dinero, y te intentarán calmar diciendo que eso solo son supercherías indemostrables, para que hagas uso de tu libertad personal, eso nadie te lo niega, y cometas la barbaridad, sin vuelta atrás, de quitarte la vida.


Como siempre, detrás de los pensamientos suicidas, se encuentran los arcontes, cuyo único deseo es que tu Espíritu no abandone  nunca éste Mundo y siga retenido en él mediante la permanente rueda de los Renacimiento. Recuerda que la fuente de la que se nutren los arcontes es tu Espíritu y el mío.


Existen, por lo tanto, dos negocios. El material y económico que implica la actuación de diferentes actores, médicos, enfermeras, empresarios; pero también el Espiritual e Invisible, donde los interesados son Entidades invisibles que, desde el comienzo de los tiempos, nos vienen usando, como portadores de Espíritu, a modo de ganado.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C