viernes, 17 de diciembre de 2021

Lección 29, Noveno Grado, Tercera Orden

 "El Supremo arte de la Felatio y del Cunilingüis"


El Sexo debería de estar considerado, además de cómo el medio de reproducción de casi todas las especies, como el medio terapéutico más efectivo para solventar problemas psíquicos y físicos derivados de desequilibrios mentales.


Siempre se ha tenido la imagen del sexo como la penetración del pene en la vagina con la consiguiente eyaculación; pero deben de entender nuestros lectores que eso solo es el triste final. Un final de una fiesta, de una aventura que debería de haber estado repleta de placer y deleite.


El Hombre que domina la técnica del cunilingüis difícilmente será abandonado y, en todo caso, siempre será buscado por su pareja sexual. Del mismo modo, una Dama que sea experta en la Felatio es mu difícil que sea abandonada por su Hombre y, en todo caso, éste siempre la buscará para que le proporcione tan divino placer.


Hoy, si ustedes nos lo permiten nos centraremos en el divino cunilingüis; pero antes haremos una necesaria introducción.


El Sexo, en nuestra Época actual y desde tiempos pretéritos, lo sensato, lo inteligente, es realizarlo con una pareja sexual estable y a la que, como poco, se aprecie y con la que exista una complicidad de empatía. Ya sé, me dirán, eso es amor; pero de algún modo había que definir lo que es amor sexual en una pareja para diferenciarlo de las otras formas de amar.


Existe una cuestión sanitaria muy importante para, en el Siglo que vivimos, evitar la promiscuidad con terceros que produce la transmisión, tanto de peligrosas enfermedades venéreas como de otra índole. 


Los seres humanos poseemos un Sistema Inmunitario extremadamente potente; pero al mismo tiempo es muy delicado y posee sus límites. Cuando una pareja estable comienza a mantener relaciones sexuales, lo primero que sucede es un intercambio de fluidos y entre los que se encuentran gérmenes de todo tipo; es decir, gérmenes que para ella podrían ser desconocidos pasan a su torrente sanguíneo y, del mismo modo, gérmenes que para él pueden ser desconocidos pasan a su sangre procedentes de su Dama. Este hecho se produce, de forma repetida, durante una prolongada relación marital de muchos años, consiguiendo así que los dos sistemas inmunológicos se vuelvan uno solo y que la pareja se vuelva inmune a los gérmenes comunes de ambos; pero ¿Qué sucede cuando existe una gran promiscuidad sexual, con terceros, por parte de uno de los miembros de la pareja o de ambos?, pues que los sistemas inmunológicos, primero se saturan de gérmenes desconocidos y, después, se provoca una descoordinación de ambos Sistemas Inmunes, volviendo a convertirse en dos sistemas diferenciados y enemistados entre sí. Tú ahora tienes gérmenes que yo desconocía y no estoy preparado para defenderme de ellos.


Ese es el motivo del por qué la Humanidad ha convertido el sexo, dentro de una pareja estable, en el modo más seguro y eficiente de mantener unas relaciones sexuales placenteras y, todo ello, a sabiendas de que los seres humanos estamos muy lejos, psíquicamente, de ser monógamos. Sirva esta introducción como pretexto para recomendarles la más estricta monogamia con su pareja estable. Así usted y su pareja disfrutarán dentro de la más estricta seguridad biológica, conociendo que sus sistemas inmunitarios, involucrados como uno solo, les protegerán de cualquier tipo de infecciones, claro, siempre y cuando mantengan una mínima higiene corporal.


El Cunilingüis y la Felatio no deben de tomarse como una especie de trabajo previo a la penetración de la vagina por el pene. Olvídense de imponerse un tiempo determinado. No se impongan una meta de tiempo y permitan que el proceso dure lo que tenga que durar sin interferencias de por medio. Apaguen sus móviles si fuese necesario.


Nuestra amada Dama se colocará desnuda sentada en una cómoda silla, en un confortable sillón, sofá o cama, abriendo las piernas lo suficiente como para ofrecer a nuestro rostro su clítoris y su vagina. Nosotros nos arrodillarnos ante la gruta de la diosa, también desnudos, permitiendo que ella pueda apollar sus piernas sobre nuestros hombros si fuese necesario.


Ahora nuestro rostro se encuentra tan cerca del pubis de nuestra amada Dama que podemos deleitarnos con los femeninos y perfumados efluvios que salen de su vagina.


Acercaremos nuestra lengua, con suavidad, a la rosada gruta y estirándola al máximo acariaremos el clítoris de arriba abajo, de abajo arriba y también dando lametones circulares, haciendo que el clítoris se mueva en una permanente circunferencia, tanto hacia la derecha como hacía la izquierda. En éste proceso, no tengamos inconveniente en utilizar toda la saliva que fuese necesario para lubricar, tanto el propio clítoris como el orificio vaginal.


El proceso, anteriormente descrito, lo complementaremos, a intervalos, con lametones a toda la vagina, besos húmedos alrededor del bulbo púbico y penetraciones de la vagina con nuestra lengua, haciendo un movimiento de vaivén. Todos los movimientos descritos, los intercalaremos para que se convierta el cunilingüis en un juego lascivo, atractivo, sensual e infantil.


Llegará un instante en que la calentura de nuestra Dama nos solicitará una presurosa penetración, dado que se encontrará en un estado previo al éxtasis y nos solicita, con premura, la penetración con el pene; pero nosotros, lejos de cumplir con sus expectativas, mientras continuamos con nuestra lujuriosa comida de vagina, introduciremos un dedo primero, en el orificio de entrada, estando bien lubricado, luego dos y si la dilatación lo permite hasta tres, provocando un bombeo como si la estuviésemos penetrando con el pene. Todo ello bien lubricado con ingentes cantidades de saliva. No tengamos inconveniente, sino todo lo contrario, de explorar, con extrema delicadeza, el interior de la vagina con nuestros dedos, hacia arriba, al fondo tocándole el bulbo del perrito que ella nos hará como si su útero quisiera salir de la madriguera que es su vagina. Acariciemoslo con la ternura y amor que se merece. Despejaremos los labios vaginales y absorbamos sus efluvios mientras masajeamos al perrito con nuestra lengua, ya de forma frenética y lujuriosa mente apasionada.


Entonces, cuando la Dama ya no pueda más y se encuentre desenfrenada, gimiendo de placer y a punto de conseguir el orgasmo, penetrémosla con suma delicadeza, bombeando nuestro pene dentro de su coño, hasta que sincronizados, de mutuo acuerdo, ambos se corran de placer. La sensación de soltar el esperma, por parte de nosotros, dentro de la gruta sagrada y la sensación de nuestra Dama al recibir ese río de esperma caliente no tiene parangón.


No hay más belleza y bendición en el sexo que el placer de ver disfrutar a nuestra pareja y contemplar el éxtasis de la divinidad en sus ojos y en sus mejillas.


Recuerden, mis amigos, tener sexo para buscar placer rápido es contraproducente y acabará con su relación. Busquen, no el placer de ustedes, sino prolongar al máximo posible el de su pareja, no cayendo en la trampa de penetrarla prematuramente cuando ella lo solicite. Háganlas sufrir un poco, en ese sentido, ya que en esa espera que no termina de llegar se encuentra el sumun del placer.


Practiquen, consentidamente, con sus parejas y terminen convirtiendo sus relaciones sexuales en un Sacramento Divino y la base para un verdadero crecimiento espiritual.


Practiquen con fruicción el cunilingüis ellos y la Felatio ellas, pues es el mejor modo de mostrar su amor a sus parejas. No busquen el coito temprano, huyan de él como su fuese el mismo diablo y disfruten de los gestos de placer de su pareja. Disfruten de su lasciva mirada, de la ternura en sus ojos y del amor que desprenden todos los poros de su cuerpo. 


Amen a sus parejas y disfruten, más que por su propio placer, del que sientan ellas.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C