sábado, 19 de marzo de 2022

Lección 67, Noveno Grado, Tercera Orden

"Illuminati, ¿Cómo son reclutados?" (3)


-Los Demonios Familiares-


Antes de comenzar, con el fin de evitar malos entendidos, diremos que no existen tales demonios fruto del folklore popular y no existe tal reclutamiento de parte de los arcontes. El Título es una argucia creada para atraer su interés ¿Lo hemos conseguido?, Estupendo, no se retiren enfadados por sentirse estafados. Les aseguramos que no se arrepentirán y comprobarán como no nos hemos equivocado a la hora de desarrollar el Título de lo que sigue a continuación.


Comencemos con cómo son reclutados los arcontes o más bien como, de forma inconsciente, nosotros los reclutamos a ellos en el transcurso de muchas generaciones.


Desde hace años venimos explicando que los arcontes, aquellas fuerzas que constituyen las leyes naturales, son inteligencias artificiales que para seguir existiendo y poder funcionar se tienen que alimentar de una fuente energética. 


Esa energía solo puede proceder de los seres con alma, nosotros, las entidades conscientes. No tienen otro modo de adquirir su energía y ¿Cómo fluye esa energía?, Mediante las emociones y la visceralidad. Los arcontes no determinan, por sí mismos, si la energía que toman es positiva o negativa. 


A ellos no les importa de qué signo sea la energía. Somos nosotros mismos, con su alimentación, quienes decidimos sin saberlo que se comporten como ángeles o como demonios.


Pues bien, somos nosotros quiénes los atraemos cada vez que se produce, en nosotros, una variación emocional y mientras más potente, ésta sea, más arcontes atraemos, dado que olemos a su comida.


Así llevamos cientos de miles de años sobre nuestro Planeta. Y esas programaciones inteligentes han ido evolucionando a nuestro lado y adaptándose a nuestra forma de producir su energía.


Imagínense que son propietarios de una gran mansión cuyas dependencias están bien comunicadas y solo poseen un robot aspirador para toda la casa. 


Para este fin, ustedes han colocado en cada estancia una fuente de alimentación eléctrica conectada a un enchufe. De no ser así, el robot solo podría pasar por una porción definida de la casa, dado que estos aparatos regresan a sus bases para recargar antes de que se les agote, del todo, sus baterías.


Ahora bien, imagínense que, aún estando todos los alimentadores en su sitio, sin embargo no todos están conectados al mismo tiempo por motivos que no vienen a cuento. Entonces, nuestro robot tendrá que elegir a que base más cercana dirigirse con el fin de recargarse. 


Si esto lo hemos entendido, vamos a complicar un poco más el experimento mental imaginando que nuestro aspirador es de segunda generación, con inteligencia artificial, y con la capacidad de aprender. 


Gracias a su algoritmo de programación el robot ha aprendido a reconocer que dos o tres de los cargadores siempre están disponibles y que el resto solo se conectan de vez en cuando. 


En este caso, el Robot, con seguridad, se dirigirá a algunos de los cargadores que siempre están conectados y no a aquellos que pueden o no desconectarse en cualquier momento porque ello impediría que, durante su desconexión, pudiera recargarse al completo.


Si lo hemos entendido bien, podemos deducir que, con el paso de los miles de años éstas Entidades que funcionan de manera semejante a nuestro aspirador del ejemplo, terminan creando un vínculo con determinadas almas y que están vinculadas a una Familia determinada, una Estancia de la Mansión, en el caso de nuestro aspirador. 


Así tenemos, en principio, una relación parasitaria de los arcontes respecto de las almas que son la fuente de su energía; pero que, con el tiempo se convierte en una suerte de relación simbiótica que pareciera beneficiar, aparentemente, no solo a los arcontes sino también a los individuos de un determinado linaje familiar, porque, por su programación y algoritmo de la "Ley del mínimo esfuerzo", entienden que el mejor modo de seguir alimentándose es favoreciendo la existencia continua de esos linajes y estirpes familiares. Mantener un mismo abrevadero permanente.


Así, los arcontes, ciertos arcontes, han terminado desarrollando una íntima comunión con su habitual fuente de energía. Los arcontes, por sí mismos, no poseen poder alguno para crear y mantener los linajes familiares; pero su influencia, bien dirigida, hace que éstas estirpes, de sangre, se mantengan en el tiempo y de dicho modo, los arcontes poseen una fácil alimentación siempre garantizada.


De algún modo, en esa simbiosis formada, existe una inconsciente protección mutua de los arcontes hacia sus huéspedes y de los huéspedes hacia los arcontes, formándose en el ideario colectivo la imagen de los ángeles y demonios familiares que se van transmitiendo de generación en generación, así hasta nuestros días. 


Así, las personas van cambiando; pero los arcontes que se manifiestan en determinadas familias, son siempre los mismos, hasta el punto de ser, en muchos casos, fácilmente identificables.


En general, debido a la naturaleza convulsa humana, existen muchísimos más demonios familiares, entiendan que es una forma de hablar, que ángeles familiares y, por lo tanto, las consecuencias de ese parasitismo simbiótico, solo pueden ser malas y perjudiciales para el común de los seres humanos.


El único modo de no atraer a éste tipo de entidades es mediante el Tao, el no hacer, el permanecer impasibles y sin cualquier tipo de apego, con el fin de que solo atraigamos a los arcontes de forma esporádica y que no sean siempre los mismos; es decir, que no se nos peguen como lapas porque encuentran en nosotros un alimento fácil e inmediato. Una actitud, digamos, budista o vulcana tipo Señor Spock de Star Trek.


Así, el vaciamiento que permite la meditación y nuestra actitud activa para evitar los apegos y que las circunstancias externas nos afecten lo menos posible, es la mejor forma de que no nos convirtamos en los comederos habituales de estas Fuerzas que sin ser buenas ni malas, sin embargo, pueden convertirse, como así suele suceder, en muy perjudiciales, no solo para nosotros sino también para toda la humanidad, en tanto que ellos nos ven como el ganado natural del que obtienen su alimento. Ellos favorecen nuestros altibajos emocionales como quien ordeñara la leche de una vaca.


Estos arcontes, demonios familiares, hacen que los miembros de esos linajes familiares actúen como pastores del resto del rebaño, los grupos humanos que constituyen los pueblos y naciones de la Humanidad, nosotros, y bueno, esas entidades son las que se encuentran detrás de las mal denominadas como familias Illuminati y que, por su pura conveniencia alimenticia, vienen dirigiendo a la Humanidad por el Camino de un Conflicto permanente.


Quienes tenga ojos para ver vean y quiénes tengan oídos escuchen.


Aralba R+C