miércoles, 9 de marzo de 2022

Lección 62, Noveno Grado, Tercera Orden

 "El más odiado por los suyos"


-Nuestro límite es el Cielo y nuestro único Juez Cristo-


"A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron."

(Juan 1:11)


Desde que recibimos la misión del Discipulado Rosacruz por parte de nuestro Maestro Interior, a decir verdad, no lo hemos tenido fácil y en más de una ocasión hemos tenido la tentación de rendirnos y tirar la toalla; pero una fuerza interior nos ha impelido a seguir adelante, contra viento y marea.


Nuestro único objetivo es difundir la única Verdad acerca de la Rosacruz y nuestros únicos amigos son los amantes de la Verdad y que están dispuestos a no traicionarla a cambio de prebendas o por miedo a supuestas represalias internas.


Para muchos, también para nosotros, es en extremo difícil de entender que haya gentes bien cultivadas, licenciados con estudios superiores e incluso doctorados que defiendan, canallescamente, mentiras históricas tan fraudulentas e increíbles como que la Rosacruz y la Masonería se originaron en el antiguo Egipto de los faraones.


Evidentemente, esta gente titulada que abandera el pendón de sus organizaciones esotéricas y fraternales, no pueden por menos que estar desacreditados por la Autoridad Académica y no ser tenidos en alguna consideración por sus iguales titulados.


Cómo, es la gran pregunta, ¿Como personas con tal nivel de formación pueden defender disparates de tal calibre?. Es fácil, no son nadie dentro de la Comunidad Académica y su limitado àmbito de, diminuto Poder, se circunscribe a su Orden o Fraternidad. Órdenes y fraternidades constituidas, en general, por gente poco instruida y de un bajo nivel cultural, donde estos individuos licenciados y doctorados, con la estima muy baja, son considerados algo así como líderes y eminencias. Algunos de ellos, es posible que lleven una doble vida muy discreta para que no puedan ser relacionados en su vida profana, generalmente profesional, con esa otra vida semisecreta que lleva con su Secta y en la que, sintiéndose superior intelectualmente, puede sentirse aparentemente poderoso.


Miren, mis amigos, esto es muy triste porque estamos diciendo que gentes, por su nivel de formación superior, están contribuyendo a difundir falsedades científicas e históricas a sabiendas de que son completamente mentiras. Mentiras que, dado el caso, jamás podrían defenderse ante un Tribunal de Justicia sin quedar expuestos, públicamente, ellos mismos, como falsarios y embusteros.


Cuando fuimos llamados a ejercer el Discipulado, fuimos instado a investigar para descubrir la verdad y divulgarla a los cuatro vientos caiga quien caiga. Esa labor significa devolver la dignidad histórica a la verdadera Rosacruz. Porque no hay labor más loable que apegarse a la Verdad y defenderla hasta la muerte y eso, señores, en modo alguno es fanatismo, pues el fanatismo es la defensa de lo que se ignora, que no se conoce.


Esta defensa de la Verdad nos ha colocado en el foco de los ataques furibundos, no de los ejecutivos de las organizaciones rosicrucianas. Ellos son lo suficientemente inteligentes y conocedores de que es mejor no remover la mierda y dejar que todo siga su curso. 


Esos ataques provienen de meros integrantes de base de las organizaciones que, con su buena fe y mejor intención, consideran que con nuestro trabajo de divulgación estamos atacando, no se equivocan demasiado, la falsa estructura de las organizaciones en las que militan.


Ese es un sentimiento que muchos fanáticos poseen y que podría denominarse algo así como el Síndrome de Don Quijote al convertirse en ciegos defensores de causas perdidas. Conforme progresan dentro de sus instituciones no les queda otra que vislumbrar parte de esa verdad incómoda; pero enseguida la excusan con subterfugios como la existencia de dos historias paralelas, una la Historia Oficial y otra la Oculta. Así siguen aferrados a su mentira sin sentirse culpables de ser cómplices de difundir falsedades.


Estos individuos engañados o equivocados, de un modo u otro siempre terminan buscando algún tipo de confrontación; pero no una confrontación basada en la dialéctica platónica sino en el intento de desacreditar, tan propio de los antiguos sofistas; pero claro está, estamos curados de espanto y ya no nos asustan estos engendros defensores de las causas perdidas.


Mientras más somos atacados más contundente tiene que ser nuestra defensa y más notoria y expuesta queda su inconsistencia falsaria. Así, creyendo que atacando nuestro Proyecto Ecuménico realizan un favor a sus organizaciones, lo que consiguen es justo lo contrario, que a cada ataque que recibimos, sin nosotros buscarlo, más expuesto queda el engaño y en más evidencia quedan las organizaciones que los divulgan.


Quizá con la única Organización rosicruciana con la que hasta ahora no hemos tenido conflicto alguno, en el sentido histórico, ha sido con el Lectorium Rosicrucianum, en tanto que su trayectoria ha sido y sigue siendo, transparente, honesta y sin dobleces; ello, a pesar de las dificultades en sus orígenes al proceder de un rosicrucianismo exportado de Alemania, de Rudolph Steiner, a Estados Unidos y vuelto a ser importado a Europa de manos de Max Heindel, en éste caso a los Países Bajos Holanda; pero un trayecto que, durante toda su historia, la del Lectorium Rosicrucianum, les ha servido para investigar en los orígenes verdaderos e históricos de la Rosacruz y convertirse, así, en uno de los poderosos pilares en los que se sustenta la resucitada dignidad de la verdadera Rosacruz del Siglo XVII, y que nosotros no nos cansamos de reivindicar en nuestro propio trabajo, como investigador particular, por un lado y público en tanto que Discípulo de la Fraternidad de la Rosacruz.


Una Institución que llegó a denominarse, por breve tiempo, como Escuela Internacional de la Rosacruz de Oro como digno homenaje a la Primera Institución Rosacruz Operativa en Alemania; pero que, por causas que desconozco, aunque podamos intuir las causas tuvo que recular y transformarse en la nueva denominación como Escuela Internacional de la Rosacruz Aurea.


Nos consta que por nuestra misión somos extremadamente peligrosos para los mentirosos; pero inocuos para quienes abanderan el pendón de la objetividad y verdades históricas. Si mañana quienes abanderan la verdad se agarrasen, por conveniencia, a la falsedad, también se volverían en contra nuestra como uno de nuestros peores enemigos; pero convertirse en nuestro enemigo es como tirar piedras a su propio tejado, en tanto que la Verdad siempre prevalece sobre la mentira.


Aralba R+C