miércoles, 16 de noviembre de 2022

Lección 166, Noveno Grado, Tercera Orden

 "El Mal, ¿No existe?"


"¡Cómo has caído del cielo, oh lucero, hijo de la mañana! Has sido derribado al suelo, tú que debilitabas a las naciones."

(Isaías 14:12)


"Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para darles a ustedes testimonio de estas cosas para las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana."

(Apocalipsis 22:16)


En la Rosacruz se tiene el Dicho "El Mal no es otra cosa que Bien, en formación"; utilizando una analogía cotidiana, una fruta verde sería el Mal respecto de otra madura que sería el Bien.


En nuestro Plano de existencia, lo que consideramos como Mal y Bien, son ambos imprescindibles para mantener el equilibrio que sustenta al Universo. Son como las polaridades opuestas de una Onda electromagnética que tiene, la necesidad de, para poder existir, viajar de un punto positivo a otro negativo con el fin de volver a elevarse, de nuevo, al positivo y así, hasta que la Onda cumpla su función y termine amortiguada por falta de realimentación.


En la Biblia, primero en el Antiguo Testamento (Isaías) y después en el Nuevo Testamento (Apocalipsis de Juan), aparece el mismo Título "Lucero de la Mañana o del Alba" (Lucifer) para mostrarnos el Mal primero, representado por el Rey de Babilonia primero, no Satanás como nos quieren hacer creer, y el Bien después en la Figura de Jesús retornado en las Nubes, en el fin de los tiempos, para vencer al Mal y juzgar a los hombres.


"Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios;(...) Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. (...)"

(Ezequiel 28)


El versículo de Isaías 14:12, que encabeza ésta reflexión, siempre nos lo han vendido como una referencia clara a Satanás; pero como vemos en el siguiente versículo que no es otro que el primero, de dicho capítulo, se nos muestra que a quién van dirigidas estas palabras poéticas (Proverbio) es una Persona muy distinta

"Y en el día que Jehová te dé reposo de tu trabajo y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir, pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás:..."

(Isaías 14:3-4)


Estos textos poéticos, manipulando su interpretación, han sido utilizados por los apologetas de las iglesias cristianas para dar una forma, que no tiene, al Diablo, a Satanás y de ahí, también, deducir que otro de sus muchos nombres es Lucifer, cuando tal nombre latino no aparece, en modo alguno, en la Biblia. Lucero del Alba o Lucero de la Mañana es un mero apelativo poético que, como vemos en estos pasajes, puede dirigirse a un Personaje malvado como el Rey de Babilonia o a un Ser tan excelso como el propio Jesucristo. No es nombre de nadie, ni esos pasajes están reproduciendo la Figura del Maligno, sino de dos príncipes opositores, en tiempos diferentes, de Israel; luego el personificar la figura de Satanás o el Ahriman, con los reyes de Babilonia y Tiro, es tan error como hacerlo del Hacedor de la Creación.


Satanás-Ahrimán, es un Arquetipo del Mal; es decir de ese Ignorante Bien en formación que va, por todos lados, de forma demencial como elefante por cacharrería, llevándose todo por delante. El Mal no es otra cosa que ignorancia, ignorancia e ignorancia. Una Ignorancia que se realimenta hasta la ciega arrogancia.


Para los gnósticos, no existe diferencia alguna entre el Gran y Arrogante Jehová como y Satanás-Ahriman y, desde luego, la figura de Lucifer, como representación del Mal, no existe, y no existe porque se trata de una licencia poética para definir a un Sujeto antes de delinquir; es decir, antes de hacer el Mal, como es el caso del Rey de Babilonia o ese otro Sujeto, Jesús, que se manifiesta con el mismo fulgor que la "Estrella de la Mañana" (el Planeta Venus)


Decidir, teológicamente, que la expresión Lucero de la Mañana (Lucifer) es uno de los nombres de Satanás es contradictorio con denominar, como "Estrella de la Mañana" a Jesús venido en las Nubes en el fin de los tiempos.


Hacer el Mal es tomar una decisión que va a perjudicar a alguien, ya sea a una o a varias personas y hacer el Bien es beneficiar a alguien, ya sea a una o a varias personas; pero hay veces que cuando se perjudica o beneficia a alguien, al mismo tiempo se está beneficiando o perjudicando a otros "Nunca llueve a gusto de todos", y lo que unos ven como Bien, otros lo interpretan como Mal. 


El Mal es una enfermedad mental producto de la ignorancia. A nadie en su sano juicio se le ocurriría coger una piedra con una mano y golpear los dedos de la otra mano; pues eso es, en verdad, lo que sucede cuando alguien perjudica a otros de forma deliberada. Por ignorancia no conoce que a esos semejantes que está perjudicando, en realidad, son él mismo.


No existe una Persona denominada como Satanás-Ahrimán ni otra denominada como Jehová-Ormuz. Ambos son arquetipos que muestran las polaridades opuestas que se manifiestan en nuestro Mundo y que son el origen de la Existencia. Cuando esas polaridades se encuentran equilibradas el daño es mínimo y fugaz; pero cuando están desequilibradas, tanto la polaridad positiva como la negativa pueden tener consecuencias terribles y verse como absoluto Mal.


Tanto el Bien como el Mal no son algo que tengan existencia fuera de nosotros; de hecho, existen gracias a la percepción personal de cada uno de nosotros. Recordemos que, no siempre todo lo que parece beneficiarnos es bueno ni todo aquello que parece perjudicarnos es malo. El Mal y el Bien existen a modo de balizas más que para dirigir nuestro Camino existencial, para señalizarlo y que podamos saber por dónde vamos: A nadie se le ocurre dirigir sus pasos hacia un precipicio lleno de fuego; pero sí hacia el sonido de un arroyo de agua cuando estemos sedientos.


El precipicio de fuego lo vemos como un Mal porque si cayéramos en él dejaríamos de existir; pero ¿como lo veríamos después de que un depredador, que nos persigue, cayese en sus ígneas fauces?..., "Como un Bien", claro está. Todo es relativo y depende del punto de vista del observador. Del mismo modo, el río que parecía ser nuestra salvación podría ser causa de nuestra extinción si estuviese infectado de cocodrilos.


Esa es la causa de que, para los gnósticos, el Bien y el Mal no son conceptos absolutos contrapuestos, sino dos partes necesarias y fundamentales de una misma Cosa. Una buena lluvia puede favorecer nuestras cosechas; pero al mismo tiempo, destruir a los millones de hormigas que habitan en sus hormigueros. El Bien contiene, en su seno, al Mal como el Mal contiene al Bien.


Recuerden: no tomen las frutas verdes que pudieran revólverlos el estómago, tengan paciencia y esperen a que se encuentre maduras y les faciliten el tracto digestivo. Eso es Conocimiento, eso es la "Gnósis"


Con Amor. 


Aralba R+C