miércoles, 9 de noviembre de 2022

Lección 162, Noveno Grado, Tercera Orden

 ¿Por qué el Nombre de Dios es impronunciable?


-¿Quien le pone su Nombre a Dios?-


"Después, el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal para él». Entonces el Señor Dios formó de la tierra todos los animales salvajes y todas las aves del cielo. Los puso frente al hombre para ver cómo los llamaría, y "el hombre escogió un nombre para cada uno de ellos". Puso nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales salvajes; pero aún no había una ayuda ideal para él."

(Génesis 2:18-20)


“Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria” (Isaías 42:8)


(YHWH), el "Tetragramatón", verdadero nombre de Dios, es interpretado, unas veces como Jehová y otras como Yahvéh; pero sea como fuere, éste Tetragramatón es un mero subterfugio, en tanto que el Nombre de Dios es algo que nosotros lo hemos contextuado con palabras humanas y con significado humano.


Yo no veo a Dios diciéndole a Isaías ni a ningún otro Profeta, "Mira Isaías, mi nombre es Jehová"; más bien diría que es la forma en que Isaís interpreta la manifestación de Dios y usa su propio argot, idioma, para interpretarlo. Siendo así como Isaías entiende el Nombre de Dios; pero, lo que nosotros denominamos como Dios, no posee nombre alguno, en tanto que los nombres son algo específico de los humanos y que ponen a objetos, animales y plantas, y otros humanos por con el fin de identificarlos.


Mi particular punto de vista es que darle un determinado nombre a Dios es como convertirlo en algo más chiquito y supeditado a nuestra voluntad; en tanto que hemos sido nosotros quiénes le hemos colocado a Dios el apelativo con el que lo hayamos nombrado.


Es, precisamente, el Nombre de Dios, aquella cosa que divide a los hombres. Ciertamente, para los teólogos, todos los nombres de Dios son válidos y sirven para identificarlo según las diferentes creencias; pero lo cierto es que, la gente de a pie, los creyentes, no entienden que Yahveh, Jehová o Alá, sean una misma cosa y es, en ese sentido, que el Nombre de Dios, puesto por el Hombre, se convierte en bandera y Santo y Seña para que unos creyentes sean identificados de otros a la hora de enfrentarse en nombre de su único y todopoderoso Dios.


Si nuestro lector es astuto, se habrá dado cuenta que colocarle un determinado nombre a Dios divide, más no une a los hombres y eso suena mucho a "Dividir"; es decir, algo fruto del Diablo, del Separador que necesita que los seres humanos se encuentren divididos y enfrentados entre sí con el fin de derrochar su Energía Vital. Una Energía que, por otro lado, es la fuente de alimento de la que se nutren los arcontes o potestades que gobiernan el Mundo, los demonios del Gran Presuntuoso.


Aunque el Mundo Islámico otorga 99 nombres a Dios, en el Mundo Hebreo se encuentran reducidos a unos pocos:


.- Yod-Hei-Vav-Hei: Tetragramatón YHVH, Yo Soy el que Soy; el Creador no creado que no depende de nada ni de nadie más.

.- Adonai: Mi Gran Señor

.- Adonai Tzevaot: Señor de los Ejércitos.

.- Adonai Tzidkeinu: Justicia Nuestra.

.- Ehyé-Asher-Ehyé: Yo soy el que Soy.

.- El: Dios.

.- El Bethel: La Casa de Dios.

.- El Olam: Dios de la Eternidad.

.- El Roi: Dios me ve.

.- El Shalom: Dios de Paz.

.- El Shofet Kol Haaretz: Dios que juzga a toda la Tierra.

.- El Shaddai: Dios omnipotente y todopoderoso.

.- El Elyon: Dios Altísimo, del Cielo y de la Tierra.

.- Eloah: El que despierta terror en los hombres.

.- Elohim: Manifestaci9n plural de Dios.

.- El Eterno: Dios Eterno.

.- Hashem: El Nombre.

.- Jehová: Es el Tetragramatón latinizado.

.- Shejiná: Dios con nosotros.

.- Memrá: el Verbo, la Palabra.

.- El Santo: Bendito sea.

.- Yah: apócope de Yahveh.

.- Yahveh: el Nombre de Dios escrito con las cuatro letras del Tetragramatón.

.- Admirable Consejero.

.- Dios Fuerte.

.- Padre Eterno.

.- Príncipe de paz.


En el Cristianismo, en tanto que el Misterio de la Santísima Trinidad, también recibe los nombre de Padre, Hijo (Jesús en las sectas religiosas cristianas) y Espíritu Santo.


Como se puede comprobar, más que un verdadero Nombre de Dios son los atributos que los hombres nos hemos formado acerca de Dios. Se trata de una soberana arrogancia pensar que el Hombre, al que se permitió, según el Génesis, poner nombre a todos los animales de la Tierra, tiene el poder o capacidad de ponerle un nombre a Dios; un nombre que, por otro lado, no cabe otra que pronunciarse con palabras y acentos humanos.


En tanto que Dios, por llamar de algún modo a la Plenitud del Pleroma, lo es Todo y lo contiene todo; entendemos que no puede existir una Palabra, es decir, un Nombre que pudiera identificarlo en su plenitud y, en todo caso, como dijimos al principio solo puede ser un subterfugio para nombrar a aquello tan grandioso que no se puede nombrar. Y no se puede nombrar porque aún no ha nacido, ni nacerá, criatura alguna que lo pueda etiquetar con un nombre determinado.


Así, por generaciones, se ha creado el Mito acerca del Poder Mágico del desconocido Nombre de Dios, un nombre que según algunos, su pronunciación podría, a quien lo hiciere, otorgarle el Poder de Dios.


Según nuestro humilde punto de vista, todos los nombres de Dios han sido manifestados por los arcontes con el único propósito de dividir y confundir a los seres humanos para que jamás descubran que ellos mismos, en su interior, conservan plenamente a su Creador. Un Creador de Todo, de y dentro de sí mismo, que no tiene algún nombre porque entre otras cosas, para nada lo necesita. Está bien, se comprende que, para entendernos entre nosotros, debamos de denominarlo, a Dios, de algún modo; pero eso no significa que ese sea su nombre si es que tuviere alguno.


Ni siquiera el Nombre de "Pleroma", nombre dado por los gnósticos a la Plenitud del Todo, puede identificar a Dios en todo su contexto. Es por ello que es importante tenerlo en cuenta a la hora de ser tolerantes con todos aquellos que nombran a Dios de uno u otro modo. Los diferentes modos de denominar a Dios no hace que exista una gran diversidad de dioses, sino muchos hombres que, de diferente, modo intentan, arrogantemente, ponerle un nombre a Dios.


Aralba R+C