lunes, 1 de agosto de 2022

Lección 118, Noveno Grado, Tercera Orden

 "Algo pasa con el Sol"


-El invisible muro electromagnético-


Sin ánimo de parecer un paranoico y escudándonos en nuestro conocimiento del electromagnetismo y de las radiofrecuencias, es que nos atrevemos a abordar éste polémico asunto.


Que los místicos poseen una sensibilidad sensorial más fina que el resto de lo mortales es algo que, sin estar científicamente demostrado, resulta evidente. La Mitología vampírica así lo demuestra, convirtiendo a los demoníacos vampiros en vulnerables a la radiación solar.


Imagínense que, de un día para otro, cualquiera de ustedes, al salir a la calle en un día soleado comienzan a sentir opresión en el pecho, un cansancio que les impide caminar más de diez metros sin tener que detenerse para darse un respiro… y sienten, sienten que existe algo en el ambiente que les frena el paso y quiere acabar con ustedes.


Ahora imagínense que éste suceso real que les ha acontecido y, naturalmente, les sigue aconteciendo, se lo cuentan, primero, a su médico de cabecera y, después, al cardiólogo…, no saben que decirle y la cara que a ustedes les ponen es de poker. En realidad no tienen ni puñetera idea.


Al final, por su salud, deciden salir solo de mañana antes de la salida del sol y al anochecer, cuando el Astro Rey ya está escondido. Así todo está bien y se sienten como siempre; pero a poco que se les olvide y traten se salir de casa para sacar la basura, que se yo, a la una del medio día, regresan esos terribles síntomas  que los convierte en meras mentes impotentes de poder moverse y que sienten como la alargada mano de la parca coloca sus dedos sobre sus hombros.


Os habréis dado cuenta de que se trata de una Historia real, en tanto que es mi propia Historia y estáis en vuestro derecho de creerla o no; pero así estamos viviendo, éstos, nuestros últimos años. La gran impotencia, visitados especialistas físicos y mentales, proviene de comprobar, por la gente que te rodea, que no es algo generalizado y que eso solo te pasa a ti.


¿Algo le pasa al sol? Eso son cuentos para asustar a las nenas.


¿Algo hay en el ambiente que están sembrando o irradiando?, Bueno, si quieres que te señalen como un conspiranoico acéptalo; pero atente a las consecuencias de parecer ido de la chaveta.


Bien, comencemos: vivimos en un mundo que posee una parte física y visible; pero también otra etérea e invisible. Las cosas y las sensaciones más comunes conforman la primera parte, como la arena, los árboles, los pájaros y el viento que roza nuestra piel o el agua que la acaricia. Por otro lado están las radiaciones electromagnéticas que nos rodean y que no tenemos modo de percibirlas sin instrumentación tecnológica.


Dado que aquí de lo que se trata es de lo segundo, nos dedicaremos a esto y obviarenos lo primero. Tanto el Sol como la Tierra, del mismo modo que la inmensa mayoría de los cuerpos cósmicos, emiten radiaciones electromagnéticas, desde rayos gamma a radiación infrarroja y ultravioleta; pero también ondas del espectro visible, la luz, y otras como las de radio; pero, como es evidente, sin modular. Esto es, todos los cuerpos son generadores de radiación electromagnética, ya sea ionizante o radioactiva y no ionizante o no radioactiva.


La diferencia entre esos dos tipos de radiaciones, se encuentra en que la radiación ionizante ¡afecta! a los cuerpos físicos en un corto periodo de tiempo, generalmente, degradándolos y destruyendo sus enlaces atómicos y moleculares. La otra radiación, la no ionizante, también posee una influencia sobre la materia; pero sus efectos son imperceptibles a corto plazo y, por lo tanto, ante quienes las estudian, resultan inofensivas para la salud de los seres humanos.


Pues bien, la propia Tierra, su interior y núcleo son un potente generador de radiaciones electromagnéticas, gracias a las cuales poseemos una atmósfera con su ionosfera y cuyas capas nos protegen de muchas de las radiaciones ionizantes nocivas y procedentes, tanto de nuestro Sol como del resto de objetos estelares. También constituye la denominada como Barrera de Van Allen que parece rodear nuestro Planeta y protegerlo de otras radiaciones y objetos aún más destructores.


Gracias a esa suerte de Campo de Fuerza de la Tierra es que la vida es posible en el Planeta; dado que, en caso contrario, sería un seco desierto imposible de permitir la cohesión de las moléculas que conforman la vida. Es decir, el Sol proporciona vida a la Tierra gracias a que ésta se encuentra protegida contra las radiaciones más poderosas y destructoras del Sol y de los otros astros del Fondo Estelar.


La radiación que emite, de forma natural, la Tierra, como hemos dicho, es una radiación no modulada; es decir, que no es artificial ni está siendo emitida por la inteligencia de algún radio operador cósmico, sino que se produce por el rozamiento de sus moléculas.


El conocimiento de éste hecho natural ha venido siendo utilizado para conformar toda la tecnología radioeléctrica que invade nuestra civilización desde los últimos siglos. Tanto se ha extendido que esa radiación electromagnética conforma a nuestro alrededor una suerte de tupida telaraña de energía constituida de diminutos e invisibles alfileres de electromagnetismo que atraviesan nuestros cuerpos del mismo modo que los neutrinos atraviesan a nuestra Tierra.


Dado que no poseemos la capacidad de medir los efectos de la radiación electromagnética, a corto plazo, sobre nuestro Organismo, se ha decidido catalogar, por las autoridades competentes, generalmente estadounidenses, que las radiaciones no ionizantes no son dañinas para la salud.


Ahora, nosotros invitamos a tu imaginación a visualizar como cientos de miles de millones de microproyectiles atraviesan tus células, sus núcleos e incluso sus cadenas de ARN y ADN. Después de verlo con los ojos de tu mente, ¿Sigues pensando que las radiaciones no ionizantes moduladas son inocuas para nuestra salud?


Según nuestra hipótesis, en modo alguno descabellada, no sentímos, en general, ese bombardeo electromagnético porque nuestros cuerpos están sintonizados a una frecuencia lo suficientemente baja como para que los rayos los atraviesen del mismo modo que lo haría un láser por un cristal impoluto y perfectamente pulido. Cuando esa sintonización se va elevando hacia frecuencias más elevadas, cosa que sucedería con los místicos, el Organismo se encontraría más expuesto a sentir los efectos de esa radiación que, en otras circunstancias no se sentirían.


Ahora bien, el que la mayoría de la Población no esté sintonizada a dichas frecuencias, ¿significa que no les afecta?, En modo alguno, solo que sus Sistema Nervioso es menos sensible y, por lo tanto, menos eficiente. Los rayos que nos atraviesan nos están matando a medio y largo plazo; pero no somos capaces de notarlo, del mismo modo que Marie Curie tampoco sintió la radiación ionizante del Radio, cuando lo descubrió; pero fue la causa que terminó llevándola a la tumba.


Digamos, por así decir, que los místicos son como exploradores, la avanzadilla del Nuevo Mundo. "Señores, ustedes no se dan cuenta de lo que está pasando porque aún no han conseguido la sensibilidad necesaria. Ahora, solo unos pocos estamos sintiendo los efectos del mal uso de la Tecnología; pero entendemos que en un medio plazo todos serán afectados pues habrán conseguido dicho nivel de sensibilidad" 


Entendemos que es hora de no andarse con chiquitas y perder el miedo a que te señalen como a loco. Nadie está más enamorado de la tecnología que yo mismo, que la llevamos acuesta desde los quince años; pero entiendo que es hora de echar el freno, ahora, si no queremos que aquello que nos proporciona el bienestar actual termine extinguiéndonos.


Aralba R+C