"Leyes, obligaciones y derechos"
-La desobediencia civil-
En los últimos tiempos se nos repite cansinamente, por los políticos, mediante los medios de desinformación establecidos, que la Democracia se sustenta en el Imperio de la Ley, que las leyes están para cumplirlas y si no se hace, el Estado tiene la mano libre para sancionar debidamente; es decir, si no se está de acuerdo con alguna norma dictada por el Gobierno, en principio se acata y después se recurre, lo que da pie a una política de hechos consumados mediante decretos leyes debidamente planificados.
Ahora yo les pongo ante un ejemplo que los políticos tildarian, de forma conveniente, como demagogia.
Imagínese que el Gobierno dictamina una Ley en la que ordena que usted, voluntariamente, se tire a un profundo pozo, bajo la premisa que, de no hacerlo, usted será encarcelado de por vida (…) les dejo un tiempo para pensar.
Si, como dicen, la Ley, independientemente de que sea justa o injusta, usted debe de cumplirla, lo propio es que se tire al pozo donde morirá por el golpe o ahogado, luego podrá reclamar contra esa Ley, me puede decir alguien ¿quién reclamará semejante destino?. Desde luego usted no, pues habrá fallecido irremediablemente.
No, mis queridos amigos ¡La Ley no está para cumplirse si es a todas luces injusta!, Porque no es lo mismo Ley que Justicia. Si las leyes parecen injustas habrá que analizarlas y recurrirlas; pero si el tiempo apremia y no existe otro remedio, lo que procede es la desobediencia civil; es decir, no cumplirlas y nos importa un comino cual sea el ordenamiento jurídico vigente. Usted no se tirará al pozo y preferirá ir a la cárcel, según el Estado, de por vida en tanto que, mientras exista vida hay esperanza y usted podrá recurrir la ordenanza aunque sea detrás de los barrotes de una injustificada prisión.
Todo esto viene a cuento tras los acontecimientos sucedidos el 11 de septiembre de 2001, con la demolición intencionada, o no, de la torres gemelas en Nueva York. La Humanidad, ese día, vendimos nuestra primogenitura, al Comisario Yankie, por un plato de lentejas y donde la primogenitura es la Libertad y el plato de lentejas es la sensación aparente de seguridad. Bien, eso en su momento pareciera que iba a restringirse al Pueblo de los Estados Unidos; pero, lamentablemente, ha contagiado a todo el mundo civilizado y, ahora, todos, además de no sentirnos más seguros, sí que nos sentimos más controlados y menos libres.
Miren, lo cierto es que no somos menos libres, dado que nunca fuimos libres; pero el Sistema hipócrita estaba constituido para que parecieramos libres. Ahora, lo que ha sucedido es que esa pantalla hipócrita ha sido derribada y, ahora, todo queda abierto a la mirada de todos con su cruda realidad.
Antes parecíamos libres. Teníamos la sensación de que vivíamos en un espacio de libertad; pero todo era un engaño y ese filtro de engaño se ha desmoronado para mostrarnos que nunca fuimos realmente libre, ni vivíamos en países auténticamente democráticos.
En los últimos tiempos, no solo en España, sino en todo el Mundo se ha puesto en marcha una cínica agenda mundial y a cuyos diseñadores les importa un comino que se les haya visto el plumero de déspotas, dictadores y antidemócratas.
Hoy, muy ciego hay que estar uno para no darse cuenta de que quienes gobiernan en nuestros países no son los gobernantes, los políticos, sino otras oscuras entidades, cada vez más visibles y que nada tienen que ver con los Estados, en tanto que son organizaciones privadas; pero poseen a los gobiernos en un puño al ostentar la totalidad de las deudas financieras estatales.
Así, usted ha tenido que quedarse encerrado en casa bajo una ordenanza solo sustentada por el terror psicológico. A usted se le obliga a taparse la cara bajo la amenaza de ser fuertemente sancionado y usted ha tenido que cerrar su negocio hasta llevarlo a la quiebra. Ahora mismo, usted está obligado a apagar las luces de los escaparates de su negocio y a subir la temperatura de su termostato con el fin de, supuestamente, ahorrar una energía que no tendremos por decisiones equivocadas de nuestros gobiernos. Y no son equivocadas porque nuestros gobernantes sean estúpidos o algo parecido, sino porque están cumpliendo órdenes de sus amos y uno se pregunta. ¿Quién en su sano juicio podría querer la ruina financiera de los empresarios y del resto de la Población?, No parece tener sentido, salvo que alguien desee que todo vaya a peor, en tanto que peor nos vaya a los ciudadanos mejor les irá a ellos, consiguiendo la posesión de los países y de sus ciudadanos a un precio de saldo.
Ahora mismo, nuestros países tienen dueño: los fondos de inversión, las entidades financieras y los grandes oligopolios y multinacionales; claro está, no el conjunto de sus organizaciones sino los verdaderos dueños de tales Mercados Financieros ¿Les suena de algo?
Estamos en sus manos, somos sus esclavos y se sienten en el derecho de hacer con nosotros lo que quieran, incluso exterminarlos si eso les supone mayores ganancias y menos gastos. Todo un Sistema Satánico que, por irracional, nadie sabe cómo enfrentar el Problema.
La Desobediencia Civil es la única herramienta, a parte de la rebelión armada, que nos queda a los ciudadanos; pero nada de ello sirve para nada si esa desobediencia activa no fuese total y absoluta; es decir, seguida, no por una escueta mayoría; sino por todo el Mundo, por todas las capas sociales de la Sociedad. Porque claro, si unos pocos incumplen las injustas ordenanzas podrán ser multados e incluso encarcelados; pero la cosa ya no es tan sencilla si a todo el Mundo le da por desobedecer las leyes injustas.
Para ello, para ponerse en marcha, lo primero que tenemos que hacer es abrir los ojos a la terrible realidad que nos acompaña e intentar asociarse con todos aquellos que piensen igual o de forma parecida; porque de nada sirve que unos pocos nos desgañitemos contando lo que, en realidad, está sucediendo si el resto de la gente permanece amodorrada en un limbo psicológico de complacencia y pasotismo.
Ya sabes lo que está sucediendo y lo que se debe de hacer porque si sigues creyendo en ésta Democracia y sigues votando a los políticos financiados por los que son sus amos, estaremos perdidos. Solo cabe la ¡Desobediencia Civil Colectiva!
Aralba R+C