martes, 26 de abril de 2022

Lección 86, Noveno Grado, Tercera Orden

 "Tiempo de Matanza"


-La Guerra como Campo de Cosecha de los arcontes-


Guerras ha habido siempre como accidentes de tráfico, desde que existen los autos, o accidentes cardiovasculares desde que nos convertimos de espíritus inmortales en seres vivos mortales. Ahora la guerra, por cercanía, nos parece algo novedoso; pero lo cierto es que no ha existido un minuto en el que no hubiese conflictos bélicos sobre la superficie de nuestro Planeta. Así lo tienen establecido los "Legisladores", los arcontes.


Los arcontes, igual que nosotros, deben de alimentarse a diario; pero hay momentos especiales como en el caso de los humanos con el día de la Matanza del Cerdo en Occidente o el Periodo de Sacrificio, en Oriente Medio, con los corderos. Son tiempos de cosecha y donde la matanza es más visible; pues eso mismo son las guerras.


Hay guerras, básicamente, por la ignorancia humana que insta, a los seres humanos, a entrar en conflicto ignorando las consecuencias inherentes a éste. Los seres humanos, en general, nos consideramos muy inteligentes; pero lo cierto es que somos muy cortitos de mente y, salvo que alguien nos abra los ojos, no somos capaces de ver muchas de las cosas que tenemos en frente de nuestras narices. Nos dejamos llevar por la visceralidad de los nacionalismos y por el fanatismo religioso. Algo realmente irrelevante para nuestra auténtica Naturaleza espiritual que se mueve en la Unidad del Todo que es Dios 


"La Verdad nos hará libres", dice el manido dicho; pero como que hay algo que necesita alejarnos de ese Conocimiento. Y lo hace porque de conocer la Verdad no seríamos una pieza de ganado útil en el rebaño. Es como una vaca que no se alimente abundantemente. Ésta no será útil, por enclencle, para ser sacrificada en el matadero y convertida en carne. Los arcontes nos susurran al oído "comamos y bebamos que mañana moriremos"; del mismo modo que poco tiempo antes de la matanza se ceba a los gochos con el fin de que cojan peso y tomen un lustre graso en sus cuerpos.


No es algo de lo que nos guste hablar, en tanto que los pensamientos negativos se realimentan, atrayendo la desgracia; pero no podemos esconder la cabeza en un hoyo mientras la humanidad es desangrada en la hora de la matanza; en el día de la gran Cosecha de Almas.


Es un error considerar que las almas son eternas y no pueden ser dañadas. Hay una parte que es inherente al Espíritu Humano y es, como éste, eterna e inmortal; pero una gran parte de ella está constituida de materiales de éste Plano de Existencia y, ésta sí, puede ser ordeñada hasta su extenuación y extinción.


Los Legisladores; es decir los arcontes que se encuentran detrás de los líderes, que gobiernan el Mundo, se mueven ocultos entre bambalinas dirigiendo las almas dormidas de sus títeres para que éstos conduzcan a los humanos hacia el Conflicto; dicho crudamente, hacia el Matadero. Esto sucede cuando el número de una comunidad de humanos excede de una masa crítica, en tanto que nuestros ganaderos son incapaces de gobernar más allá de un determinado número de cabezas de ganado. 


Cuando el rebaño excede de un número más o menos establecido, lo conducen a la guerra, el momento de la gran Cosecha para que así el rebaño quede reducido a un número de individuos manejable. Por supuesto, ellos, no desean nuestra extinción en tanto que somos su fuente de alimento; pero ellos, del mismo modo que un ganadero, no tienen clemencia por las vidas perdidas, sino que, para ellos, es una suerte de fiesta y jolgorio por toda la sangre derramada y vidas cercenadas.


Ésta Verdad, tan evidente, por eones, ha sido perseguida a sangre y fuego por los líderes, títeres de los arcontes, que dirigen los destinos de los pueblos, en tanto que alguien que conoce la Verdad ya no les sirve de alimento y, lo peor de todo, puede transmitir al resto del rebaño la enfermedad del Conocimiento, convirtiendo a éste en inútil para poder ser ordeñada su Energía, la Fuerza Vital de sus almas materiales.


Es debido a lo anterior que los gnósticos, de toda la vida de Dios, han sido perseguidos con el fin de ser exterminados y de sofocar el virus de la Gnósis. Erradicar la Luz de la Verdad es algo esencial para el instinto de conservación de nuestros invisibles legisladores. Ellos nos necesitan siendo necios. Nos necesitan dormidos e ignorantes con el fin de que sigamos siendo su nutritiva fuente de alimento; pero "La Verdad nos hará Libres" y, en cuanto antes aceptemos dicha realidad, antes nos alejaremos de las fauces de estos voraces depredadores que se mueven, revoloteando, por el aire, como meros buitres, a la espera de ese sufrimiento, en nosotros, que nos convierta en ganado ordeñable y listo para la matanza.


Tu Esperanza consiste en saber la Verdad y que esa Verdad te convierte en algo inmune a sus ladinas intenciones. Ciertamente, podrán destruir tu Cuerpo; pero en modo alguno podrán devorar el contenido sagrado de tu Alma mortal, en tanto que, antes, habrá sido segregado a tu Alma Inmortal y que es intocable en tanto que parte del Espíritu Eterno del Señor Cristo, tu Dios.


Aralba R+C