miércoles, 20 de abril de 2022

Lección 82, Noveno Grado, Tercera Orden

 "Universo Espejo"


Hemos nacido, como humanos, con cuerpo físico, en un Mundo al que nos hemos acostumbrado a observarlo tal y como lo observamos y sentimos; pero quizá no sea exactamente tal y como pensamos que es. Llevamos, como Especie en éste Universo, muchos miles, cientos de miles y millones de años, así es que nuestra rutina diaria nos impide ver lo obvio "El Mundo, el Universo no es lo que aparenta ser"


Nuestros sentidos naturales están acondicionados para la estricta supervivencia más que para observar científicamente el entorno que nos rodea. Aún así, muchas cosas peligrosas, para nosotros, nos resultan invisibles como parásitos, hongos, virus y bacterias. Aún así, nuestros científicos, gracias a instrumentos especializados, han logrado ver lo que parecía imposible; no obstante, aún sigue habiendo un Universo de partículas subatómicas y radiaciones electromagnéticas completamente invisibles para nosotros, aunque, en algunos aspectos, hayamos empezado a clavarle el diente a éste asunto con instrumentos como los aceleradores de partículas y los medidores de espectro electromagnético.


Aún así, más allá de ese abigarrado entorno de átomos y radiaciones invisibles que se manejan en campos, existe otro aún más invisible e indetectable, no solo a nuestros sentidos y avanzados instrumentos, sino incluso a nuestra comprensión intelectual. Es el Mundo de los Microcosmos y donde cada Entidad viviente viene a ser como un Mundo completo en miniatura. Un micro universo semejante al macrocosmos y donde sus galaxias también colisionan unas contra otras; pero cuya sustancia más sutil puede sobrevivir a dichas colisiones a cambio de ceder, claro está, su materia y, bueno, en eso consiste lo que denominamos como Muerte. Del mismo modo que los mundos, en el Macrocósmos, se extinguen, en la Tierra los Micromundos mueren.


Cada Criatura de éste Mundo está constituido de un Campo Invisible dentro del cual, como si de una membrana transparente se tratara, sobrevive una colonia de microscópicos seres que son mantenidos desde un nivel cuántico, que se nutren de materia de éste Mundo y, en general, constituyen organismos aparentemente monolíticos y suficientemente estructurados como para permitir que una apariencia de vida superior pueda manifestarse.


Cómo decíamos, cada campo y sus indetectables membranas constituyen islas universo microscópicas donde conviven una infinidad de seres a semejanza de como sucede en el Cosmos y que podemos apreciar gracias a los telescopios, en forma visible o material, y a los radiotelescopios en el segmento espectral de las radiofrecuencias, desde los rayos infrarrojos hasta los rayos equis.


Cada uno de los seres universo, entre los que nos encontramos los seres humanos, contiene una Entidad que no es de éste Mundo, que no está acondicionada para poder manifestarse en él. Esa Entidad es el Espíritu y al que le llega la información mediante un periférico imprescindible, la Personalidad. Lamentablemente la información que llega al Espíritu se encuentra distorsionada por un efecto de refracción natural. Lo que quiere decir, que el Espíritu no observa el mundo exterior del mismo modo que la Personalidad, a pesar de que ésta sea su instrumento de visualización.


La Personalidad, en ese sentido, viene a ser como una Inteligencia Artificial constituida por la infinidad de yoes que conviven dentro del Campo etérico del Microcosmos. Evidentemente, cada yo cumple con su función más o menos coordinado con el resto de los yoes que, en conjunto, conforman lo que hemos venido a denominar como Yo o Personalidad.


Así, tenemos dos percepciones completamente diferentes y, sin embargo, ambas complementarias y subjetivas. La de la Personalidad que observa el Mundo desde el interior de su escafandra astral y el Espíritu mediante su androide, el Ser Vivo, y su Inteligencia Artificial, la Personalidad. Como vemos, en ningún modo, el Espíritu interactúa con el Universo material sino que lo observa mediante una suerte de marioneta manejada a distancia como un titiritero manejarse los hilos de su marioneta.


Así tenemos un Mundo constituido de campos que contienen, en su interior, universos completos y que no pueden interactuar, más que levemente entre sí cuando intentan, sin conseguirlo, fusionar sus membranas durante el coito o tras la colisión que puede suponer un deterioro estructural, no del Campo, sino del Mundo que contiene, el Cuerpo. Es muy importante mencionar que la vida virtual que viven los universos dentro de sus campos, no son otra cosa que el reflejo del contenido de unos campos en la membrana del resto de campos.


Llegados a éste punto, estamos en condiciones de deducir que lo que podemos saber del resto de microcosmos no es más que un mero reflejo distorsionado del exterior de otro campo que contiene, en su interior, un Micro Universo entero. Esto quiere decir que nuestras observaciones de los otros microcosmos no solo es parcial sino imperfecta y sujetas a aberraciones por refracción múltiple.


Conociendo todo lo anterior, podemos afirmar que nadie estamos en condiciones de juzgar a otros, en tanto que nuestra observación es imperfecta y sujeta a múltiples condicionantes imprevisibles. Por lo tanto, es un error señalar a alguien y catalogarlo según nuestro criterio particular, pues ese criterio está condicionado por esas múltiples refracciones que hemos mencionado. Sea como fuere, nuestra percepción jamás será perfecta y, por lo tanto, estará equivocada.


Es debido a que vivimos en un Mundo Espejo, en el cual cada Universo se ve reflejado en sus vecinos aledaños, que los Estudiantes Rosacruces estamos conminados a nunca juzgar a nuestros semejantes pues, como dijera el filósofo Español Ortega y Gasset, no solo somos nosotros sino también nuestras circunstancias que no son pocas. Cuando observamos un defecto en un microcosmos en realidad no estamos observando un defecto de dicho microcosmos sino un defecto nuestro que se refleja en la membrana del Campo de otro Microcosmos. Por ello, cuando alguien nos incómoda, en realidad lo que nos molesta es, algo de nosotros mismos. Cuando alguien nos cae mal, en realidad lo que sucede es que algo de nosotros no termina de gustarnos y eso lo vemos reflejado en el espejo de los otros microcosmos.


Juzgar a alguien, tanto para bien como para mal es un error colosal; pero los estudiantes rosacruces, al conocer la estructura y funcionamiento virtual de éste Mundo Espejo, no caen en ese error y cuando ven algo que no les gusta de alguien, intentan analizar qué es lo que falla dentro de ellos mismos. Ver algo malo en los demás es sinónimo de alguna falla dentro de nosotros.


Aralba R+C