sábado, 29 de octubre de 2022

Lección 153, Noveno Grado, Tercera Orden

 "El misterio del Agua"


-Algo más que un mero Elemento-


Nuestros antecesores no conocían la Tabla Periódica de los Elementos que la actual Química nos ha proporcionado. Para ellos solo existían cuatro elementos básicos: La Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego (Plasma). Con el tiempo y el avance de la tecnología humana se comprobaría que algunos de estos elementos, básicamente la Tierra, se podía descomponer en muchos más, 90 más concretamente, no contando con otros espúreos, hasta mas de 160, conseguidos en las colisiones de los sinclotrones (aceleradores de partículas).


De esos elementos, el Agua contiene solo contiene tres moléculas, dos de Hidrógeno y una de Oxígeno. Así, sin más; pero entonces ¿Que misterio tan grande esconde semejante simplicidad?


El Agua es un elemento, compuesto como hemos visto, que es, en estado puro, sin impurezas, inodoro (no huele), insípido (no tiene sabor), incoloro (es transparente y no posee color alguno) y dieléctrica (no conduce la electricidad); pero es pegajosa, con capacidad de unir, y elástica con la capacidad de amoldarse a cualquier forma que posean sus contenedores. El Agua se esparce si nada la contiene, impregna y se fusiona con los materiales porosos, como la tierra y tiene la capacidad, según la temperatura, de tomar cualquiera de los tres estados posibles: Sólido (cuando la temperatura baja de los cero grados centígrados), Gaseoso (cuando la temperatura supera los cien grados centígrados) y el Líquido (en cualquiera de los casos intermedios entre las dos situaciones anteriores)


Así, tenemos que el agua es algo extremadamente simple y, al mismo tiempo, algo extremadamente misterioso y complejo, como iremos viendo.


En primer lugar, la Vida tal y como la entendemos no sería posible sin el agua, en tanto que las moléculas de carbono, elemento fundamental para la vida conocida, permanecería cristalizado y sin posibilidad alguna de movimiento. Los cuerpos de los seres vivos están compuestos de una parte pequeña de Carbono y otras muchas sustancias minerales (terrosas); pero su mayor parte es agua. Si a la vida le eliminamos el agua, queda reducida a unos pocos gramos de distintos minerales.


El Agua, además, está considerada como el Disolvente Universal y la base de todos los potentes disolventes que se conocen. Los disolventes poseen la propiedad de diluir o descomponer los elementos compuestos en otros mucho más simples; es decir, solo el Agua es capaz de transformar unos compuestos en otros, ojo, sin desintegrarlos o convertirlos en humo y cenizas como provocaría el fuego. Esto es fundamental para la existencia de los procesos biológicos que dan lugar al nacimiento, el crecimiento y las transformaciones que son fundamentales en el metabolismo de los seres vivos.


Pero el Agua, además, es un gran misterio para los científicos de mente amplia; en tanto que el Agua puede adquirir las características o propiedades de los elementos que hayan sido disueltos en ella. Esta capacidad, probada y fundamento principal de la homeopatía, sin embargo no se ha podido, aún, demostrar mediante experimentos científicos; es decir, aún nos queda mucho para desentrañar los muchos misterios que esconde algo tan simple y, supuestamente vulgar, como el Agua.


¿Como es posible que algo tan pesado como un bloque de hielo flote en el agua?


¿Qué esconden los copos de nieve, compuestos exclusivamente de agua en proceso de congelación, y donde no existen dos copos cuya, hermosa, estructura sea idéntica?


La Memoria del Agua es algo que desconcierta y enfrenta a los diversos estudiosos del Agua. La Ciencia oficial dice que tal cosa no existe porque no han logrado, dice, demostrarlo en el Laboratorio; pero la realidad es tozuda, demostrando que la memoria del Agua es algo real e incontestable cuando es sometida a diversas vibraciones y estados emocionales (busquen en Internet). Recuerden que el Agua es la base sin la cual la vida que conocemos sería imposible.


Nacer del Agua, esotéricamente hablando, es nacer a la vida dentro de éste Plano de existencia. La vida, por ejemplo, que te permite estar leyendo estas palabras. Nacer del Agua, es surgir de la placenta acuosa de la Madre, realizar la primera inspiración de aire y comenzar a vivir como sujeto autónomo sin depender del cordón umbilical de la progenitora.


El Agua, junto a las moléculas de carbono de nuestro código genético, es lo que nos permite ser lo que somos, seres vivos, con movimiento y sintientes; pero también supone la prisión del Espíritu. Estamos prisioneros en cápsulas de agua que contienen unos pocos gramos de elementos terrosos.


Es por ello que Nacer de Nuevo, dentro del verdadero Cristianismo, supone morir para el Agua para nacer para el Espíritu. Eso es lo que significa nacer de nuevo, nacer del Agua primero para nacer del Espíritu después. Es como un complejo Sistema de metamorfosis donde el Espíritu etéreo se sumerge en el agua para tomar forma física, en un mundo físico, donde adquirir las experiencias propias de éste Mundo; pero, evidentemente, lo siguiente es desprenderse de ese Cuerpo, surgido del Agua, para regresar a su Estado Original de Espíritu; pero ya, con una experiencia adquirida que habría sido imposible si no se hubiese nacido del Agua.


Esta es la demostración palpable de que la función principalísima del Agua es memorizar todo lo que interactúa con ella. Nuestra propia memoria, de seres vivos, no es más que esa misma memoria, esa que no son capaces de ver las mentes cartesianas, elevada a una complejidad muy elevada. 


Nuestro Espíritu, mediante la interacción de las hebras cruzadas del Carbono, no deja de estar memorizando, a cada instante, en su entorno líquido, todo aquello que le acontece.


Esa memoria líquida, vamos a denominarla así, es memoria de éste Mundo y que sólo puede ser útil en éste Mundo; es decir, así tal cual, no puede ser exportada a otro Mundo diferente como es el Pleroma o Mundo del Espíritu Divino. Por lo tanto, surge la necesidad de ese nuevo segundo nacimiento; que es de lo que trata nuestro Colegio Invisible de la Rosacruz, con el fin de que las experiencias de la Vida; es decir, del Agua, no se pierdan al producirse la transición del Espíritu, de éste Plano de existencia, de los cuatro elementos, a su Hogar Original Espiritual.


Ese Proceso del Nuevo Nacimiento es lo que los Rosacruces denominan como Cristificación, cuyo producto final sería la Transfiguración, en donde la Memoria del Agua, las experiencias de la Vida, ha sido trasvasada del Alma mortal, producto del Agua y unos pocos minerales (Tierra), al Alma Inmortal compuesta de puro Espíritu y cuyos elementos más groseros pueden encontrarse, como pura Energía etérea, en el Aire y en el Plasma Ígneo. 


¿Preguntas?


Aralba R+C