jueves, 10 de febrero de 2022

Lección 51, Noveno Grado, Tercera Orden

 "Sorteando zancadillas en el Mundo de la Envidia"


«En cierta ciudad vivían dos hombres. Uno de ellos era rico, y el otro era pobre. 2 El rico tenía muchas ovejas y vacas, 3 pero el pobre sólo tenía una corderita que había comprado y criado, y que era como su propia hija, pues comía de su mesa, bebía de su vaso y dormía en su regazo; era como de la familia, pues había crecido con él y con sus hijos. 4 Un día, el hombre rico recibió a un visitante y, como no quiso matar a ninguna de sus ovejas o vacas para ofrecerle de comer al visitante, fue y tomó la oveja del hombre pobre, y la preparó para su visitante.»

(2 de Samuel 12)


Quienes sean de Buena Familia, sus padres les habrán enseñado a ir por la vida sin molestar a nadie; es decir, a vivir y dejar vivir; pero mira tú por dónde que, siguiendo esa filosofía de vida, aquellos que ya tengan ciertos años de edad, han tenido que sufrir, en ocasiones, las zancadillas de aquellos que desean poseer, fácilmente, aquello que tú conseguiste con el esfuerzo de tantos años de duro trabajo.


Para ello no dudan en rodearse de gente que atienda a sus habladurías, intrigas y calumnias para de forma soterrada y ladina hacerte caer de tu puesto y aprovechando así la ocasión ocupar ellos tu lugar. Es la Ley de la Selva. El Darwinismo que decide que sea el más fuerte el que llegue a la cima sin importar que en la escalada otros vayan resbalando y cayendo al abismo.


Miren ustedes, desde la perspectiva de un jubilado, sigo pensando lo mismo de siempre. Se puede luchar contra uno mismo por conseguir tus objetivos. Otra cosa es que lo consigas o te quedes a mitad del camino; pero nos parece de una villanía insoportable que, de forma hipócrita, se conspire para hacer caer a aquellos que te estorban en tu escalada y, lo peor de todo, cuando no se realiza de frente sino de forma engañosa y falsa.


Nuestros padres nos enseñaron a preocuparnos de nosotros mismos y dejar a la gente en paz. Cada cual tiene su vida y debe de luchar contra las adversidades que le coloca la vida en su camino; pero no tiene madre cuando tienes la mala fortuna de que alguien te eche el ojo y se fije en ti para, mediante todos los medios posibles, desalojarte de tu puesto para ellos ocupar tu lugar.


De la noche a la mañana sin saber por qué sí y por qué no, tu Jefe te dice que te cambia de lugar para colocar a ese individuo que, desde hace ya tiempo, intuyes que iba buscando tu puesto y ¿Como lo hizo?, ¿Por qué no pudiste evitarlo?, ¿Como te enteraste?


Generalmente te sueles enterar cuando ya no hay remedio y porque alguien te lo ha dicho. Sí, que algunas de las personas que parecen ser tus amigos se juntan en la taberna, no solo para hablar mal de tí sino de buscar el modo de echarte a bajo para colocar a uno de ellos en tu lugar, la Cabeza Maestra que, desde el principio, buscaba ocupar ese añorado Puesto que tú ocupas.


No sirve de nada que vayas a hablar con esas personas pues te dirán que es todo falso y una invención retorcida de quién te haya contado semejante majadería. Lo cierto es, que pasado un corto espacio de tiempo tú ya no ocupas ese puesto de trabajo y quién tanto medrara por él ya lo tiene en tu lugar. En esos casos, que puede sucederte tanto en el trabajo como en algún tipo de asociación, lo único que sientes es impotencia. Impotencia porque han usado contra ti unas armas que tú jamás serías capaz de utilizar, pues tus padres te enseñaron que son malas artes y van en contra del vive y deja vivir.


Tu no te revuelves y aceptas con estoicismo la nueva situación; pero carajo, te sientes mal y no porque te hayan expropiado tu cómoda situación ganada con tanto esfuerzo, sino por la forma tan ruin en la que lo han conseguido. Mediante la conspiración y a hurtadillas, hablando mal de tí a tus espaldas, calumniándote e inventandose de tí cosas falsas.


A lo hecho pecho, se dice así; pero a los pocos meses tu Jefe, ese que te cambio de puesto de trabajo para beneficiar al otro, es despedido y te enteras que se ha matado con la moto al destrozarse la cabeza contra un muro de hormigón en la autovía. No era buena gente; pero tampoco le deseábamos mal alguno. Será casualidad. Cosas de la Vida se suele decir.


Bien, han pasado muchos años de aquello. Muchos años, la verdad. La Empresa dejo de existir y perdido todo contacto con esos compañeros y personajes del pasado.


De veras que no es grato contar lo que a continuación sigue; pero es importante hacerlo para que las nuevas generaciones conozcan que todo se paga y que nada sale gratis. No me alegro, de veras que no, pues a pesar de las intrigas contra mi persona, siempre me calló bien el protagonista del siguiente sepelio y a quien yo apreciaba de veras. 


Recientemente recibo una llamada telefónica de alguien que jamás habría esperado. El Personaje que tanto lucho por arrebatarme el puesto de trabajo que al final consiguió y me dijo lo siguiente. "Antonio tengo que darte una muy mala noticia, lo siento, que Fulanito acaba de ser enterrado, con cincuenta y cinco años. Me sentí en la obligación de comunicártelo porque sé que ambos os llevabais muy bien". No daba crédito a lo que escuchaban mis oídos.


Fulanito era esa Persona en la que yo tanto confiaba y a la que me únía una, creía, importante amistad y que me traicionara en esos contubernios de taberna para que el susodicho llegará a ocupar mi puesto como Jefe de Servicios Generales.


Hablando con mi comunicante me enteré que vivía sin trabajo y sin vivienda porque sus hermanos lo desalojaron de la casa de su madre, cuando ella falleció, para vender la casa y así repartirse la herencia.


¿Que conclusión podéis sacar de ellos?


Creo que nunca hay que afanarse por conseguir nuestros objetivos, con malas artes, sino esperar a que ellos nos alcancen si es que estamos destinados a ello. Esos afanes siempre se pagan porque la Vida te los cobra de un modo o de otro. Piénsate mucho, lo digo de corazón, si piensas traicionar a algún amigo tuyo, porque te aseguro que tendrá consecuencias y ya no servirá tu postrero arrepentimiento.


Vive y deja vivir y, sobre todo, no envidies lo que otros posean porque si lo consigues, de seguro, a la postre se te arrebatará y lo pagarás muy caro.


Aralba R+C