lunes, 10 de enero de 2022

Lección 42, Noveno Grado, Tercera Orden

 "Sobre milagros y profecías"


-El Tiempo de los prodigios nunca existió-


Ha llegado hasta nosotros la idea de que en tiempos de Matusalén las personas vivían entre cuatrocientos y ochocientos años, sino más. También se nos cuenta que antes de la Catástrofe del Diluvio había gigantes sobre la Tierra. Al parecer, los hechos milagrosos y las profecías, también, eran algo muy común en tiempos pre cristianos y  apostólicos.


La Ciencia, mediante los estudios arqueológicos y de ADN no ha encontrado, tan siquiera indicios, de que los humanos, en tiempos lejanos, hubiesen podido vivir esa cantidad de años. Los esqueletos encontrados, esporádicamente, de gigantes nunca superaron los dos cuarenta metros, siempre de un modo aislado y no hay evidencias de milagros que pudieran ser demostrados. Y las profecías, queda claro que son planificaciones para ser cumplidas en el futuro


Una cosa está clara: la imaginación de los seres humanos no tiene límites y la prueba de ello es la gran afición que siempre ha existido por los cuentos, el teatro y la novela de ficción en sus muy diferentes géneros.


Homero, en sus obras, mezclaba acontecimientos reales con fantasías relacionadas con dioses, monstruos y héroes. Más, ciertamente, en la Odisea que en la Ilíada. Una cosa está clara, a los seres humanos siempre nos ha gustado fantasear y exagerar la Realidad.


Existe constancia escrita, en la Edad Media, de la existencia de dragones y otras criaturas que eran, sistemàticamente, vencidas por los caballeros andantes; pero todo el mundo sabe que esos dragones, grifos y otras criaturas jamás han existido. Son creaciones de la rica Imaginación humana.


Hoy se da el caso de ese Señor que se va de casa en busca de tabaco y no regresa. La esposa queda desconsolada porque su marido ha desaparecido y ya no va a entrar dinero en casa para alimentar a sus hijos. Al cabo de un tiempo, suponemos que el necesario para haber reflexionado sobre sus actos, el Hombre regresa a casa diciendo que no recuerda nada. Bajo estado hipnótico, cuenta una extraordinaria historia: Al parecer fue abducido por extraterrestres, llevado a una nave y sometido a mil y una extrañas pruebas, hasta que, terminado el supuesto estudio, fue dejado en mitad de la nada y donde regresan sus recuerdos.


Evidentemente se trata de una artimaña creada por el Hombre para excusar su ausencia y evitar contar los reales motivos; no sé, hartazgo de su matrimonio, quizá. Pasado el tiempo, el individuo sopesó los pros y los contras, entendiendo que se había equivocado y cometido un terrible error. Regresaría diciendo no recordar nada e inventándose una inverosímil historia de abducción alienígena.


Es evidente que mientras exista gente dispuesta a creer en prodigios y hechos extraordinarios, contrarios a la Ley Natural, habrá personas dispuestas a crear historias legendarias que engrosen la gran enciclopedia de la Mitología Universal.


Hoy no hay gigantes de tres metros porque nunca los hubo, en forma de comunidades, como nunca hubo dragones y la gente no vivía más tiempo que ahora. Ni siquiera conocemos bien, como contaba el tiempo la gente del pasado o si utilizaban métodos diferentes a los nuestros para registrarlo.


Hoy existen videntes agoreros que inventan historias para sacarle los cuartos a los más crédulos. También charlatanes que dramatizan los más extraños rituales con el fin de conseguir cosas, también a cambio de dinero; pero ciertamente, los milagros que se cuentan en las sagradas escrituras ya no son posibles, nunca lo fueron. 


Las profecías, ahora son retazos sacados de acá y de allá, fuera de contexto, de los relatos bíblicos o procedentes del trabajo de supuestos hombres santos. Lo cierto es que esas supuestas profecías no son tales, sino más bien planes para ser llevados a cabo, por una Comunidad elegida, en un futuro indeterminado.


Los denominados milagros que no pueden ser explicados por la Ciencia, las profecías y otros hechos extraordinarios, en realidad, son fruto de la imaginación humana que, en su día, fueron registrados en el inconsciente colectivo, como hechos verídicos y, probablemente, exagerados, en el tiempo, por la Tradición Oral, hasta que fueron trasladados a pergamino o papel por algún escriba deseoso de que esas historias perdurasen en la memoria de la Humanidad.


Bueno, quizá los dragones si existieron hace cientos de millones de años; los dinosaurios, pero nunca fueron contemporáneos de la Humanidad como sí existieron criaturas gigantes; pero nunca fueron de constitución humana.


Con todo lo anterior, ¿estamos diciendo que Dios no existe y los hechos extraordinarios imposibles?, no, en absoluto, solo que esos episodios no son de éste Mundo y que son traídos hasta el nuestro gracias a los sueños y la imaginación de los seres humanos. En un Multiverso inabarcable y de características infinitas, cualquier cosa es posible; pero siempre dentro de su contexto; es decir sujeta a las leyes y normas que rijan en su mundo. 


Aquí, mientras esas normas no sean derogadas, esas cosas son imposibles y no hay que creer en ellas y, por favor, no confundir Creer con tener Fe. Son dos cosas diferentes y me atrevería a decir que opuestas. El Creer impide tener Fe y quién tiene Fe, no tiene lugar en su mente para las creencias. Creen los ignorantes; por el contrario quienes conocen tienen Fe y, bueno, en eso consiste la Gnósis.


Luego hay asuntos que juegan con posibilidades matemáticas como las Profecías de Nostradamus o el denominado como Código de la Biblia y que lo único que proporcionan son palabras aisladas que pueden unirse a gusto del intérprete, pudiendo significar casi cualquier cosa que podamos imaginar.


Esto es especialmente cierto en el mal denominados como Código de la Biblia, donde alguien con mucho tiempo ha pasado a texto el conjunto de los libros de la Biblia, convirtiendo los párrafos, frases y palabras en una informe sopa de letras de cientos de miles de letras que, según su creador, pueden leerse de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de arriba abajo, de abajo arriba o en diagonal; es decir, casi de cualquier modo. Luego un algoritmo de Inteligencia artificial recoge las posibilidades matemáticas de las posibles combinaciones de letras que forman palabras con algún sentido. El siguiente paso, el más importante, depende del intérprete Humano y, de nuevo, de su imaginación.


Yo recomendaría que se repitiera el experimento, no sé, pasando a sopa de letras la Biblioteca Espasa o la Larousse.


Ruego a nuestros estudiantes que, por favor, no crean todo lo que lean y usen su sentido crítico antes de tomar por cierta cualquier fantasía que no puede ser realidad, matizo, en nuestro Mundo.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C