No os vayáis a creer que “Manual
para el dominio del Mundo” es un escrito voluminoso; pero dada la importancia
que ha tenido en mi propia evolución personal he decidido ilustrarlo con las
vivencias personales relacionadas con la aparición en mi vida de este escrito
de dudosa procedencia. Como expuse en el capítulo anterior, para mí sería algo
extraordinario el que algunos de sus lectores pudieran darme algo de luz al
respecto.
“Para alcanzar el dominio del
Mundo, lo primero que hay que hacer es implantar por la fuerza, si fuese
necesario, el Imperio de la Ignorancia y que el Conocimiento solo quede en unas
pocas mentes debidamente adoctrinadas, la élite, nuestra Santa y Madre Iglesia
y su cabeza visible el Papa.
Debemos buscar el Conocimiento
por sobre toda la faz de la Tierra y domesticarlo, hacerlo exclusivamente
nuestro y aquellos que no estén de acuerdo con nuestro proceder deberán ser
erradicados, eliminados del Mundo y de la Historia.
Estas eran las breves directrices
que me fueron trasladadas por mensajeros del Papa. Después me vendrían las
siguientes y sobre las que yo debería de trabajar para plasmarlas en mis
trabajos pictóricos; pero ya me las apañaré para que la luminosa verdad sea
visible bajo la niebla terrosa de lo que tengo que realizar para contentar al intocable
habitante del Vaticano.
Está claro que buscan una inmensa
masa de gente ignorante que pueda ser fácilmente manipulable por una pequeña
élite constituida por obispos y cardenales. En todo caso, podrían acceder al
conocimiento, aquellos que laboran como escribas y copistas en las bibliotecas de
los monasterios benedictinos y donde deben de estudiar los hijos primogénitos
de aquellos nobles, príncipes y reyes que sean de la entera confianza de la
Curia Romana.
Buscan una masa miedosa y sumida
en la ignorancia que esté siempre dispuesta a obedecer, sin rechistar, todo
aquello que sus amos les soliciten o les reclamen. Para ello se debe extender,
entre el populacho, la superstición que no es otra cosa que una construcción
mentirosa con pinceladas de realidad que pudiera hacerla creíble para cualquier
mente inteligente; pero sin instrucción académica.
Ellos tienen el Conocimiento de
Dios, el Señor de los cielos, tienen el poder de saber cuándo plantar nuestras
semillas, se dirán los campesinos, cuando recoger las cosechas y por lo tanto
no pasar hambre durante al menos un año entero. De algún modo, siento como la
Curia busca la dependencia total de la gente sobre la que su paraguas de poder
proyecta su larga y omnímoda sombra.
Cuando busque la gente una
explicación racional, que su mente no pueda comprender, se les dirá que eso es
Palabra de Dios y por lo tanto uno de los muchos misterios que solo se nos
mostrará cuando hayamos traspasado el velo de la muerte y nos encontremos
humildemente postrados ante el magnánimo Trono del Creador.
Según indago más profundamente en
sus directrices para la construcción del Manual para el dominio del Mundo me
doy cuenta que, este gente, en realidad no creen en nada, Es posible que cuando
comenzaron como simples estudiantes de teología tuviesen una cierta creencia en
los misterios que estudiaban; pero quedaba claro que llegaba un punto donde se
producía una ruptura en el que se les abre los ojos a la verdad: Tan solo se
trata de una Herramienta de Poder, de manipular a las masas; pero aún me
quedaba descubrir el por qué ¿Quizá el mantener una serie de privilegios de por
vida y de modo generacional para poder vivir medianamente bien, en relación a
una ingente masa hambrienta que no podían vivir de otro modo que como animales?
Posiblemente no fuera más que eso; pero mis estudios de gnosis egipcia me
decían que eso solo era el efecto visible de una causa invisible aún más
siniestra”
De verdad os digo, queridos
lectores, que no daba crédito a lo que estaban leyendo mis ojos. Esto era algo
terrible y, de ser cierto, me estaba demostrando a nivel intelectual que el
Mundo estaba siendo dirigido desde tiempo inmemorial por una poca de gente sin
escrúpulos; pero con una gran instrucción escolástica y cuyo egoísmo personal
llegaba a tal límite de no importarles lo más mínimo el estado esclavizado de
sus propios hermanos.
Intentaba situarme en aquella
época del Renacimiento Europeo; pero en seguida me di cuenta que no era tan
difícil pues aunque las cosas habían cambiado mucho desde hace más de mil años,
sin embargo los conceptos básicos de la manipulación aún seguían vigentes. Es
cierto que ahora todo el mundo, cuyas familias con cierto esfuerzo, pueden
estudiar e incluso asistir a la Universidad; pero eso no les da vía libre para
poder escalar a los verdaderos puestos donde el Poder es cocinado. Todo sigue
siendo un engaño.
Mi experiencia laboral personal
me ha corroborado que esos estudios universitarios, entre los hijos de la gente
humilde, habrá procurado bienestar personal en algunos pocos; eso no lo pongo
en duda; pero tal ha sido la masificación universitaria que lo que más ha
provocado es frustración en los licenciados al entender el esfuerzo que supuso
a sus familia el privilegio de haber podido estudiar y que sin embargo eso solo
les ha servido para ocupar, en las empresas, simples puestos de auxiliares sin
posibilidad alguna de progresar, dado que los puestos ejecutivos quedaban en
exclusiva para los hijos de las élites, fueran estos de los socios de las
empresas o de otros puntos de unión de la bien tejida telaraña.
Hijos de la élite que no estudian
en los colegios, institutos y universidades públicas sino en instituciones eclesiásticas
y privadas de índole parecida, generalmente ubicadas en el extranjero y en
donde sus estudiantes son adoctrinados de forma conveniente, para llegado el
momento puedan ocupar el Poder y mantener intacta la línea que fuera trazada
desde tiempos pretéritos por sus antepasados.
“Esa Ignorancia, debidamente
adobada en su propia salsa, la superstición, y cocinada con el miedo a lo
desconocido, al castigo divino por desobedecer sus preceptos escritos en los
libros sagrados y transmitidos por los sacerdotes debidamente investidos por
una cadena iniciática, da lugar al fétido plato del Fanatismo. Esa es, la
segunda herramienta imprescindible para conseguir el dominio del Mundo, porque
el Fanatismo permite mover a las masas como un titiritero mueve a sus
marionetas.
La simple orden del carismático
Líder es suficiente para que una horda descerebrada pueda ser llevada al campo
de batalla y ser sacrificada en el bien de sus amos. Evidentemente ellos
piensan que luchan por Dios, por su Fe sagrada y que les procurará la Salvación
personal; en realidad no saben de qué se trata eso; pero sus líderes les han
demostrado en demasiadas ocasiones su preparación y conocimiento. Si ellos los
llevan a la batalla, sus buenos motivos tendrán y además si cayesen en el Campo
de Batalla luchando por lo que les han dicho, irán derechitos al Paraíso
celeste donde moran Dios y sus inmaculados ángeles”
Entendía, con claridad, lo que
Leonardo el Personaje protagonista del Escrito, trataba de indicar. Solo
avanzando en su lectura entendería el verdadero motivo de todo ello; pero con esto
era suficiente para comprender que se nos ocultaba la verdad con el fin de
usarnos como a ganado, sea éste de tiro o de otro tipo de producción.
Se ha venido inculcando en la
población, desde tiempo inmemorial, que los seres humanos no somos iguales; que
existen clases y castas que hay que respetar pues las clases más altas son más
inteligentes, se encuentran mejor preparadas; pero lo más importante de todo:
Están ahí porque una Fuerza Divina los ha colocado con algún misterioso motivo
que debemos respetar y por el que no debemos de preguntarnos.
No tengo ni idea si Leonardo, el
escritor de este Trabajo, llegó a nuestra misma conclusión; pero lo cierto es que
me temo que la gente que nos suele gobernar, desde tiempos pretéritos, son los
golfos de solemnidad, los más indecentes y deshonestos, los embusteros sin
matices, la gente sin sentimientos por el pesar de sus semejantes; pero además
los más ignorantes, fanáticos y ambiciosos posibles; pero no adelantemos
acontecimientos, pues el Tema de la Ambición, descubriría que se trataba del
tercer precepto necesario para el Gobierno del Mundo.
Como os comenté con anterioridad,
queridos lectores, este pequeño trabajo, supuestamente de Leonardo Da Vinci, fue una de las gotas que
terminaría colmando el vaso de mi paciente ingenuidad e hizo que terminase
abandonando cualquier tipo de religión establecida; pero eso no significó que
abandonase la búsqueda del Conocimiento, todo lo contrario, dado que fue esto
lo que me motivó a introducirme en un Universo Intelectual novedoso como era,
en aquella época, del Realismo Fantástico. Enseguida comprendí que en el maremágnum
de fantasía infumable que componía dicha literatura, sin embargo podían
encontrarse verdaderas perlas de sabiduría. Sabiduría que me abría puertas a
otras formas de pensamiento y que nos investía con un fastuoso sentimiento de libertad
personal.
Debo mucho de lo que ahora soy a
la Revista MUNDO DESCONOCIDO que editaran Andreas Faber Káiser y Alejandro
Vignati; que no hacían otra cosa que seguir la línea argumental del Realismo
Fantástico que en su día inauguraran L. Pauwels y J. Bergier, con su Obra El
Retorno de los Brujos.
Recuerdo que la lectura de
aquella revista, que terminaría coleccionando hasta el último número, me
provocaba como una especie de hervor emocional, aunque los argots que utilizaba
no los comprendía del todo, al principio; pero poco a poco con el estudio
íntegro de todos y cada uno de sus números conseguí un bagaje de cultura
esotérica que, en breve, me serviría en mi posterior camino iniciático.
Tengo algunas anécdotas que
contar respecto a esta Revista tan querida y que conservo en mi amada
Biblioteca; pero creo que lo dejaremos para el siguiente capítulo.
Aralba