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sábado, 2 de agosto de 2014

Manual para el dominio del Mundo (IV)


“Pan y Circo, proclamaba la Roma antigua, para mantener anestesiados a sus ciudadanos y muy especialmente a las capas populares; pero curiosamente fue siempre más Circo que Pan. De dicho modo pretendían ocupar las mentes de la gran masa en cuestiones anodinas con el fin de que no indagasen en lo más importante de todo: La búsqueda de la Verdad.

Una Verdad que lleva siendo secuestrada, por la Élite, desde el principio de los tiempos. Desde que alguno de los primeros hombres, gracias a su conocimiento adquirido, podía vivir del cuento a costa de engañar, mediante el miedo a los dioses “en realidad las fuerzas naturales”, a sus semejantes.

Mientras que la Clase sacerdotal más baja, cercana al Pueblo, en las parroquias, se ocupaba en predicar la humildad entre los más miserables y necesitados, en los monasterios se adoctrinaba a los hijos de la nobleza en la ambición desmedida disfrazada de voluntad para mantener, con letras grandes, el Poder en beneficio de su Casta; pero también, ésta vez con letras minúsculas, del conjunto de la Humanidad, cuando lo que se debería de haber mostrado es justo lo contrario: La Dignidad y el sano Orgullo de ser personas e hijos de Dios a los desheredados y la humildad y honestidad para aquellos encargados de detentar el Poder”

Visto, desde la distancia del tiempo, las palabras del tal Leonardo no muestran nada nuevo y que nadie, a poco que reflexione, no sepa; pero recuerdo a mis pacientes lectores que aquellos papeles me fueron proporcionados cuando yo solo era un ingenuo adolescente listo para poder ser manipulado mentalmente, primero en la escuela y después en las instituciones religiosas, primero la católica y después la evangélica; no obstante, como es de bien nacidos el ser agradecidos, debo de reconocer que mi acercamiento a la Religión fue el detonante de mi búsqueda espiritual y esto nos vuelve a recordar aquellas palabras evangélicas de que toda palabra es inspirada por Dios y que las perlas de la verdad hay que buscarlas en las pocilgas de los cerdos.

Les comentaba, en el capítulo anterior, que les contaría algunas simpáticas anécdotas en relación con la Revista Mundo Desconocido que, además de coleccionarla, leyera con verdadera fruición. Pues vamos a ello.

Acababa de leer el número dos de la Revista cuando salía de mi lugar de trabajo en el Corte Inglés de Preciados, Madrid, cuando en la Planta de tejidos y alfombras se había producido un pequeño incendio que llenó toda la planta de humo e hizo saltar los aspersores de agua. Como no podía ser de otro modo, me arremangué y me puse a ayudar a los compañeros de la Planta en retirar los tejidos inflamables, a modo de corta fuegos; para ello, evidentemente, tuve que dejar mi preciada revista en algún lugar; pero cuando acabamos ya no la encontré y tuve que salir del Centro de Trabajo sin ella. No me lo pensé dos veces y en el primer kiosco que encontré volví a adquirirla de nuevo.

La siguiente anécdota me sucedió estando trabajando en Barcelona, en el mismo Corte Inglés donde había ido para enseñar el método de Trabajo, de fotografía rápida de Fotorama, a los nuevos operarios, dado que acababa de inaugurarse el Fotorama del Corte Inglés en la Avenida Diagonal. Cuando me acerqué a un kiosco de prensa, atendido por una anciana, con el fin de adquirir el número correspondiente de mi Revista, resulta que me tuve que marchar sin ella porque la Señora se negó a facilitármelo porque no se lo pedía en Catalán. No tengo nada contra el catalán ni contra los catalanes; pero necesito que sepáis que lo que os cuento es absolutamente cierto. Tal fue la rabia que sentí que tuve que esperar a regresar a Madrid para comprar la revista y donde, evidentemente, no me solicitarían que lo pidiera en una Lengua que me era completamente desconocida.

El tercer episodio ocurrió estando cumpliendo el servicio militar en Artillería Ligera Antiaérea, número 27, en Valladolid. En una de las rutinarias salidas de paseo me acerqué a un kiosco de la localidad para comprar el número correspondiente de la Revista. El caso es que iba yo tan contento, por la calle, con mi preciado tesoro en la mano cuando me salieron al paso dos unidades de la Policía Militar, me pararon y me denunciaron por no ir debidamente uniformado. La cuestión no era que llevase las botas sucias o algún botón desabrochado. No, el caso era que llevar una revista rompía la uniformidad y era motivo más que suficiente para ser sancionado. Cuando legué al Cuartel, la Batería, me puse en contacto, muy preocupado por la que me podía caer, con el Brigada de la Banda de Música, que era mi Superior dado que yo estaba sirviendo como corneta y me solicitó que le mostrase la revista: “Esto no es pornografía –dijo-, no te apures en cuanto llegue la denuncia y pase por mis manos será destruida" y así sucedió.

Debo de hacer un inciso, aquí mismo, porque en el lapso entre esta anécdota y la siguiente pude publicar hasta tres artículo en las últimas páginas de la Revista, Cartas de los lectores.

La última de las anécdotas sucedió mucho tiempo después, con el último número de la Revista que no pude conseguir por encontrarme en el Paro, tras haber quebrado la Empresa de montajes eléctricos en la que trabajaba,  y darme cosa gastarme unos cuartos que no tenía en una simple revista. El caso es que durante muchos años, quiero recordar que por aquella época no existía Internet, me comía la curiosidad de cual pudo haber sido el motivo del cierre de la Revista. Eso no lo descubriría hasta, por lo menos, cuatro años después cuando en León, dado que había ido a trabajar a la Empresa que dirigía mi tío materno, dando un garbeo por el rastro de la ciudad, encontré en un pequeño puesto el número que me faltaba.

Entonces pude descubrir que no había sido el Artículo los Dineros de la Iglesia, lo que había provocado el cierre de MUNDO DESCONOCIDO, sino la Depresión que sufrió Andrea Faber Káiser por la muerte de su íntimo amigo y cofundador Alejandro Vignati, agravado por la misteriosa enfermedad que se cernió sobre él mismo hasta llevarlo, algún tiempo después, a la tumba. Estos detalles los conozco porque el mismo Andrea, muy amablemente, contestó a una misiva que previamente yo le había remitido preocupándome por su salud y por la situación de la fenecida MUNDO DESCONOCIDO. Carta que aún conservo con muchísimo cariño.

Fue durante ese periodo de mi vida que yo abandonara la Iglesia Evangélica y continuara mi búsqueda en ambientes esotéricos, concretamente rosicrucianos. Mi primer intento lo realicé con AMORC, quienes me enviaron, de forma gratuita, su monográfico el Dominio de la Vida; pero lamentablemente no pude afiliarme dado que costaba bastante dinero para mi pobre situación económica. Entonces recordé que tiempo atrás había solicitado información a otra sociedad rosicruciana, la Rosicruian Fellowship, la cual no cobraba nada por sus enseñanzas, dado que se mantenía de donativos voluntarios y allí que me dirigí sin dudarlo, recibiendo de balde algunas de sus más importantes enseñanzas filosófico-esotéricas. Con ellos me tiraría al menos once años, casi tantos como los que permaneciera bajo la égida de la Iglesia Protestante y supuso para mí como el agua para el temple del acero.

“Otra de las cosas importantes en este Manual para el dominio del Mundo era el tergiversar ciertos conceptos del cristianismo primitivo, como son la Fe y la Caridad. La Fe, que no es otra cosa que la Gnosis, la transformarían en simple creencia sin razón. Tener Fe ya no consistía en una convicción interna de algo que no podemos ver pero que se siente en lo más íntimo que es verdad, ahora consistía en creer que lo que un Sacerdote te decía, debidamente investido por la Jerarquía, era poco más o menos que Palabra de Dios.

La Caridad, por otro lado, que no es otra cosa que el Amor que predicara Jesús, en lugar de ser un sentimiento de comunión con el resto de la humanidad e incluso con la totalidad de la Creación, resultaba que lo habían transformado en dar limosnas a los pobres, porque para eso existían los pobres para que la gente pudiente pudiera demostrar su fe y amor hacia sus semejantes. De algún modo dar unas pocas monedas era bien visto por Dios nuestro Señor y a nosotros nos produciría una sensación del deber cumplido, porque ¿para eso Dios ha hecho que haya pobres y ricos, no? La Igualdad, para ellos, era algo inconcebible y cada cual tenía lo que Dios había querido con el fin de recibir determinadas experiencias o pasar determinadas pruebas como asís sucediera al paciente Job Bíblico.

Por otro lado, la libertad del Ser Humano nada tenía que ver con su libre albedrío. El Hombre no debería ser libre aunque sí había que organizar las cosas para que se sintiese libre. Una libertad aparente; pero que era evidente su inexistencia en el instante en que era usada para pensar por cuenta propia, cuando era usada para interpretar los textos sagrados en Latín de un modo no acorde con el establecido por la Curia Romana.

La acepción de Religión, Religare, viene a significar reunir lo que se encuentra dividido; pero resulta que lo que nos muestran, a cada momento, tanto la Católica como la Judía y la Musulmana, curiosamente las tres religiones monoteístas, es justo lo contrario: La División entre los seres humanos y dado que alguien dijo que por sus obras los conoceréis, evidentemente el Verdadero Dios no mora en los templos que dividen a la humanidad.

Porque Dios solo posee un templo y no es de madera, piedra y cristal; es el Ser Humano, en toda su complejidad corporal, emocional y espiritual, el único Templo reconocido y válido para la Plenitud de Dios. Ellos, los impostores, separan al Hombre de Dios, haciéndolos mirar para otro lado y haciéndoles perder el tiempo en levantar construcciones fastuosas donde solo mora el aire y el silencio de la vaciedad”

Con el tiempo iría comprobando como algunos vicios escolásticos de las religiones oficiales no solo habían sido heredadas por las iglesias de la Reforma protestante sino también por la mayoría de las escuelas esotéricas que decían detentar el conocimiento oculto de Jesús y que solo mostrara a sus discípulas más cercanos.

Más adelante, el escrito de Leonardo, me descubriría el punto de bitácora necesario para que pudiese dirigir mis pasos hacia la adquisición de una parte importante de la Verdad. Hasta aquí, el supuesto Autor del escrito anónimo nos había venido mostrando las artimañas que se le habían solicitado para mantener engañado al Ser Humano; pero lo que seguía era simplemente extraordinario porque a partir de aquí Leonardo se mojaría mostrándonos una efímera parte de lo que su Religión ancestral, la Gnosis, mostrada por el Maestro Jesús,  uno entre muchos iluminados, nos podría ofrecer para restaurar el Mundo; pero eso solo lo podrá disfrutar el paciente lector, en los próximos capítulos.


Aralba