"Nacer del Agua y del Fuego"
-Una apología de la Cremación-
"Yo (Juan el Bautista) a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego."
(Mateo 3:11)
"Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos."
(Hechos 2:3)
"El éter o akasha es el quinto elemento. Se le llama Shabda Brahman o sonido de Brahmán, del cual emanaron la tierra, el aire, el agua y el fuego. Estos cinco elementos están presentes por todo el mundo y protegen y sostienen la vida. Son verdaderamente divinos. Al no reconocer esta verdad, el hombre piensa que él está siendo protegido y sostenido por Dios, quien, de acuerdo con él, tiene una forma específica y mora en un lugar distante. Algunas personas dicen que Dios es todopenetrante, pero no puede verse. Es sólo su imaginación, no la realidad."
(Los Cinco Elementos-Sai Baba)
Éste Quinto Elemento, del que habla Sai Baba, en las religiones abrahámicas no es otra cosa que el Espíritu de las cosas (el Espíritu Santo). Se trata, como ya hemos visto en múltiples ocasiones, de la misma esencia de Dios y de la que está conformado todo lo que existe, ya sean los cuatro elementos de la antigüedad, Tierra, Agua, Aire y Fuego o los más de ciento sesenta y seis que están reconocidos en la Tabla Periódica de los elementos.
Sea como fuere, de los cuatro elementos tradicionales, es el Fuego, mediante el plasma ígneo, el que más se acerca a la verdadera Naturaleza de Dios.
"Un río de fuego corría, saliendo de delante de Él (Dios). Miles de millares le servían, y miríadas de miríadas estaban en pie delante de Él. El tribunal se sentó, y se abrieron los libros."
(Daniel 7:10)
"La voz del Señor levanta llamas de fuego."
(Salmos 29:7)
Así, de forma notoria, en las escrituras se utiliza el Fuego para simbolizar el Espíritu de Dios, el Quinto Elemento, sin el cual no sería nada posible.
Nacer del Agua ya vimos que se representa en el Bautismo como un recordatorio de nuestro nacimiento para la vida mediante la placenta de nuestra Madre Cósmica, el Mar, María; pero se nos habla de que hay un Segundo Nacimiento, tras el Bautismo de fuego del Espíritu Santo, el cual se representó, durante el bautismo de Jesús, mediante una paloma y mediante lenguas de fuego, sobre las cabezas de los discípulos, tras la Muerte, Resurrección y Ascensión de Jesucristo. El Espíritu Consolador, la Quinta Esencia del mismo Cristo, de Dios. Cada una de esas lenguas de fuego representan a Cristo coronando la cabeza de todos y cada uno de sus discípulos amados.
Pues bien, la rúbrica de ese bautismo del Espíritu Santo, mediante el Fuego, se produce físicamente, mediante la Cremación; y esto nos conduce hacia una pregunta de vital importancia: Si solo, tras la Cremación del Cuerpo Físico se libera, totalmente, el Espíritu ¿Que sucede con todos aquellos difuntos que murieron y sus cuerpos nunca fueron incinerados?
En el fin de los tiempos, cuando las estrellas se precipiten sobre la Tierra, así se menciona alegóricamente, en el Apocalipsis de Juan, todo el Universo será consumido por el fuego purificador mientras esa materia plasmática es consumida por el agujero negro que liberará al Espíriru de toda materia. Ese día, los descuartizados, momificados o enterrados en la Tierra se reunirán con aquellos de sus hermanos que, tras haber fallecido, hubiesen sido cremados; pero entonces, ¿Los cremados regresarán antes al Pleroma que los que no pasaron, tras su muerte, por el fuego purificador?
En las escrituras se dice que "los últimos serán los primeros y que los primeros serán los últimos". El Tiempo que transcurre en nuestro Plano existencial no deja de ser más que una mera dimensión más, la cuarta. Para Dios, para el Espíritu de Dios no existe el tiempo y éste sólo es una mera ilusión concerniente a la existencia en el Mundo; pero cuando el Mundo deje de ser, consumido por el fuego del colapso gravitacional de un agujero negro, el tiempo dejará de existir y ya no habrá primeros o últimos sino que todo Espíritu quedará liberado y regresado a su Hogar Eterno.
Digamos que la Cremación, para los fallecidos, es una forma simbólica de mostrar lo que sucederá al final de los tiempos; en tanto que para el Espíritu, una vez liberado de la Materia, el tiempo ha dejado de existir; pero ese momento, fuera del tiempo, es simultáneo, aunque sea difícil de explicar, al momento en que los cielos y la tierra sean consumidos por el Fuego Espiritual del Creador. Esos momentos, aparentemente distanciados, el de la cremación individual de todos los fallecidos y el de la Cremación total del Universo, se producen en un mismo instante fuera del Tiempo y del Espacio.
Por ello, tómese la Cremación de los cuerpos muertos como un mero símbolo del Bautismo del Espíriru de Fuego que nos permita Nacer de Nuevo y que se producirá en todos los seres en un mismo instante, independientemente del día y de la hora en que hubiesen fallecido.
Eso queda reflejado, simbólicamente, mediante el Arrebatamiento, cuando tras ser arrebatados hacia el Cielo los hijos vivos, en la carne de Dios, al mismo tiempo se levantarán los muertos de sus tumbas e irán a reunirse con sus seres queridos.
Nacer del Espíriru, representado como un nacer del Fuego, es la constatación de que ese Segundo Nacimiento solo será efectivo una vez que hayamos fallecido, como cuerpos, para el Mundo y el Espíritu que animaba nuestras almas haya sido liberado para regresar, en la forma de Cristo, a la derecha del Padre.
Aralba R+C