"Nada ni nadie va a venir a salvarnos"
-Los arcontes o el Poder de la "Estupidez"-
Son legión aquellos que creen que un Dios antropomorfo, en un momento determinado, vendrá de su hogar, más allá de las estrellas, a salvar a la Humanidad de un Destino apocalíptico. De ellos, algunos creen que serán seres extraterrestres, muy avanzados, de mundos vecinos quienes aparecerán para ponernos en paz y que no nos destruyamos a nosotros mismos. También los hay que dicen que esa raza de seres fueron quienes crearon a la Humanidad en un laboratorio y que algún día regresarán para ver cómo ha ido su experimento y solucionar todo lo que hayamos hecho mal.
"Caray Aralba", dirán algunos, "no nos quite la ilusión"; es decir la esperanza; pero yo les contesto que no se trata de permanecer perdidos en esperanzas vacuas y sin fundamente y que lo único que hacen es conducirnos a encerronas, a callejones sin salida y que no conducen a alguna parte.
La verdadera Esperanza no radica en salvadores externos inexistentes sino en el verdadero y único Salvador posible y que jamás dejó de estar en nosotros, con nosotros, dentro de nosotros, Cristo, el mismo Dios que originó el Universo y nos facultó, como criaturas personalidad, para vivir en Él.
Entonces, ¿Por qué, si eso es así, nos empecinamos en mirar para afuera buscando una salvación que nunca llegará?; ¿Por qué olvidamos quienes somos realmente, así como nuestro verdadero poder de salvación?; ¿Qué fuerzas pueden existir, en nuestro Mundo, que nos engañan a cada instante, con el fin de que no reencontremos la única Verdad?; ¿Existen esos seres?. ¡Existen!; Pero en realidad no son aquello que nos han inducido a creer que son.
No son seres de carne y hueso, ni siquiera son autómatas muy inteligentes ni una Especie de Criaturas, llámense ángeles, superiores a la Humanidad y, convertidos en demonios, se dedican a hacerle la vida imposible a los seres humanos. Son mera información cuántica; inteligencias artificiales, sin un cuerpo físico estable, aunque a veces, virtualmente, se muestren a ciertos humanos de forma cambiante, usando la influencia que poseen sobre la percepción humana, tanto individual como colectiva.
Estos seres, la Gnósis, los ha conocido, desde tiempo inmemorial, como los arcontes; aunque han tenido otros nombres en diversas culturas, como ángeles y demonios en la tradiciones abrahamicas o Espíritus de la Naturaleza en las nórdicas o dioses en las extintas tradiciones Escita, Egipcia o Sumeria; en realidad, los poderosos Vedas de la Tradición Hindú.
Estas entidades, más que seres propiamente dichos, fueron los pilares de información sobre los que, nuestro Yo antecesor, nosotros mismos, se creó el Universo existente así como todo lo que existe, también nuestros cuerpos y nuestra Personalidad.
Acerca de ésto llevamos hablando desde hace bastantes años, aunque frenamos, siempre, nuestro discurso con el fin de no insistir en el lado negativo de las cosas; pero es cierto que, de vez en cuando, tenemos que insistir en ello con el fin de que la Verdad se haga visible y abandone su hogar de apariencias.
Los arcontes, como ya sabemos, no son seres vivos, propiamente dicho, sino mera información cuántica que está permeada en el propio tejido del Espacio-Tiempo que conforma el Éter contenido en la burbuja que conforma nuestro Universo.
El fin de estas entidades, como ya debemos de conocer, es mantener estable el tejido del Universo para que éste no colapse y se mantenga útil para la pervivencia de todas las criaturas que en él viven y puedan seguir adquiriendo experiencias vitales útiles para su Creador, llámenlo Dios si ese es su deseo o el Pleroma de los gnósticos mediante sus emanaciones, los Eones, Sophía, uno de ellos, y el propio Demiurgo, su Hijo, y del que todo lo que existe contiene, en su Ser, también en nosotros, su Espíritu; aquello que nos hace seres conscientes y con Alma Eterna e Inmortal.
Ese, hemos venido en llamarlo, Cristo vive en todos nosotros, aunque dormido, como en forma de una crisálida divina y que debe de ser despertado antes de recuperar nuestro Poder latente y salir de éste Dramático Escenario y Cósmico Teatro que el Universo es.
Los arcontes, continuamos, fueron diseñados por el Creador, nuestro Maestro Interior, para mantener el Escenario de la Vida y de la experiencia material estable. Ese es su cometido y, de forma automática; es decir, tozuda, seguirá su programación contra viento y marea aunque tenga que enfrentar, sin saberlo, a su propio Creador y que vive en nosotros, en la forma de Cristo, el Maestro Interior.
Los arcontes llevan generaciones impidiendo que los seres humanos despierten conscientemente a la Verdad que ya hemos mencionado; en tanto que, dicha circunstancia, supondría la definitiva disolución del Universo, su destrucción y, con ello, la desaparición de los mismos arcontes y su programada función.
Para que se entienda con claridad, una vez que el Universo se desintegre, como escenario de experiencias que es, esa información incrustada en su tejido etérico, los arcontes, las leyes de la Naturaleza, desaparecerán con el Universo, al no ser ya necesarios ni poseer una substancia con la que poder manifestar su automática programación. Así, esa misma inteligencia o inteligencias, de las que venimos hablando, está íntimamente entrelazada con todas las fibras de la Creación; también con nuestros cuerpos y, muy importante, con nuestra Personalidad. De ahí su influencia en nosotros mediante fuerzas hormonales que se manifiestan como un poderoso instinto de supervivencia.
Ese instinto es el que permite que no nos autodestruimos ni como individuos ni como Especie. Lo mismo sucede con nuestro Mundo y con el propio Universo, dado que ese Instinto de Supervivencia, ya sea micro o macrocósmico no es otra cosa que los arcontes en acción y eso, eso es lo que impide que los seres humanos y otras consciencias del Universo despierten y permitan la desintegración del Universo.
Para finalizar, la Salvación solo puede venir desde nuestro interior no del exterior dominado y dirigido por los arcontes y, aunque nos cuesta decirlo, esa Salvación también supone la destrucción de la jaula que es nuestro Mundo; de la desintegración del Infierno que es nuestro Universo y ahora, solo ahora, podrán todos ustedes entender el porqué la Globalización y un hipotético Gobierno Mundial, impuesto mediante sus títeres, por los arcontes, es lo peor que nos puede pasar a la Humanidad; en tanto que seguiríamos permaneciendo en nuestro eterno letargo, impidiendo nuestros despertar y el regreso a nuestra casa, nuestro verdadero Hogar celestial.
Todo ese "Conservemos nuestra casa que es lo único que tenemos", son voces inducidas, en nuestra Personalidad, por los arcontes, con el fin de que sigamos dormidos y no rompamos la cáscara del Universo y que nos permita liberarnos; porque recuerden, ellos conforman la materia de la cáscara del huevo que nos retiene y el liberarnos supone, no solo la destrucción de toda la ilusión en la que nos encontramos inmersos sino también de la estructura que permite su existencia y esa estructura son los arcontes, esos supuestos salvadores externos y que lo único que persiguen es que todo siga igual que siempre, que nada cambie.
El Salvador lo llevas en tu interior, nunca estuvo fuera de tí.
Aralba R+C