Hace ya muchos años que conservo
un terrible secreto y que, dada mi edad y situación actual, considero que
debería ser desvelado al Mundo, antes de que sea demasiado tarde.
Recuerdo que fue por los años
ochenta, por primavera, cuando en una de mis rutinarias incursiones dominicales
por el rastro madrileño buscando algún libro o comic interesante, ya
descatalogados, me topé con un cetrino personaje que supuse gitano y que sobre
la propia acera tenía cantidad de artefactos y papelajos que solo podrían ser
tildados de mera basura; pero cuanto me equivocaba, como podrá comprobar
seguidamente el lector de esta confesión.
Entre los amasijos me pareció ver
unos cuantos tebeos de los años cincuenta y que se habían editado en México por
la Editorial Novaro, creo: El Sargento Preston y Red Ryder, entre otros. El
primero era un Agente de la Policía montada del Canadá y el otro un vaquero
mestizo de India y colono americano; pero bueno nada de esto viene a cuento
salvo para ilustrar la sorpresa que me llevaría poco después cuando desembalé,
en casa, las mal cuidadas historietas
gráficas que venían amarradas con un cordel de los que se utilizan en cocina
para hacer la carne rellena.
Después de tantos años no
recuerdo lo que tuve que abonarle al vendedor del Rastro Madrileño; pero
tampoco debió de ser mucho, dado que por aquella época me encontraba a la
cuarta pregunta y mi capacidad económica era mínima; lo que si recuerdo es que
apenas tuve que regatear, acto obligado por aquella época, y el Gitano pareció
encantado de haberse deshecho de unas pocas de porquerías.
Lo dicho, cuando desembalé mi
compra me di cuenta que había sido timado, pues de todo el paquete, solo unos pocos
eran comics de verdad y el resto eran papeles de periódicos color café de los
años que debían de tener y una serie de hojas manuscritas junto con otras
escritas a máquina. En principio, bajo el cabreo que tenía encima, quise coger
todo y tirarlo directamente a la basura y me dije tonto, tonto más que imbécil ¿Cómo
te has podido dejar timar? De hecho, quiero recordar que llegué a tirarlos al
cubo de la basura pero…
Ese día me tomé una buena siesta
y, medio en sueños, quise ver algo importante en aquello que mi dinero me había
costado y que ya daba por perdido. Me levanté un poco aturdido y con sequedad
en la boca y me dirigía a mi madre “Mama ¿has tirado la basura?”, “No, aún no,
estaba esperando que te levantaras de tu larga siesta y fuese tú a tirarla”
Resoplé aliviado y me dirigí a
donde había tirado el ya deshecho paquete y lo retiré con cuidado del resto de
desperdicios. Lo saqué al exterior de la casa, en el patio, para que le diera el
sol y secarse de la grasa de otros desperdicios que seguramente mi madre había
echado encima. Al menos no habían cogido algún olor desagradable y cuando
consideré que había llegado el momento me dispuse a retirar los tebeos a un
lado con el fin de tirar el resto de papeles inservibles; pero cuál fue mi
sorpresa cuando descubrí, entre los papelajos, un grupo de cuartillas debidamente grapadas y escritas a máquina con
algunos errores que habrían sido corregidos con corrector blanco. El papel
estaba decolorado y lo que supuestamente algún día habría sido blanco o algo
parecido ahora tenía color a tierra.
Manual para el dominio del mundo
se titulaba y, desde entonces ha sido lo único que he conservado de aquello,
dado que los comics terminé, con el tiempo, regalándolos y el asqueroso papel
de periódico regresó al cubo de los desperdicios.
En su día supuse, aún hoy sigo
haciéndolo, que aquellos papeles podrían tratarse de un borrador desechado por
algún escritor fracasado y que, por aquella cosa del Destino, habían terminado
llegando a mis manos. Bien, mi confesión pública es que todos mis escritos, de un modo u otro, han
venido siendo inspirados en las palabras impresas de aquellos pocos y sucios papeles
de procedencia anónima.
El escrito, lo tengo delante de
mí, está perfectamente redactado, sin faltas ortográficas, salvo las
correcciones mediante tachaduras mencionadas, y con un intachable estilo
gramatical. Su anónimo Autor hace mención a una supuesta traducción del alemán
de un escrito previo realizado en italiano antiguo. Luego al parecer, tampoco
debía de tratarse de un trabajo original sino la copia de la copia de algo
mucho más arcano como podremos comprobar en las siguientes páginas.
El Escrito nos viene a decir, no
lo voy a contar al pie de la letra, que su autoría original pertenece al tal
Leonardo Da Vinci y que fuera utilizado, con posterioridad, en el Siglo XVIII
por una conspirativa orden secreta, de Alemania, conocida como los Illuminati.
Acabáramos.
Dado lo increíble del Asunto;
pero previendo que pudiera tratarse de algo no ficticio es por lo que
plasmaremos su contenido como algo ocioso y sin mayores pretensiones que
hacernos pasar algún buen rato. Después de tantos años obsesionado con ésta
posesión que pareciera haberme inspirado en mis anteriores escritos, he
considerado importante darla a conocer al mundo en general por si alguien
tuviese razón de su verdadero Autor, que no sé si vivo o muerto está; pero
también por si alguien posee mejores entendederas que las mías y reconociera en
estas páginas algo que, al presente a mí se me escapa.
“Yo, Leonardo, hijo putativo de
una familia de renombre pero acogido en los amorosos brazos de una humilde congregación
valdense de origen templaria, he sido educado del mejor modo posible para servir
a la humanidad y mostrar, mediante nuestro humilde y encriptado trabajo, en estos
convulsos; pero ilustrados tiempos, que el Anticristo nos viene gobernando
desde que la enseñanza de Cristo fuese mancillada por la corte de demonios que
medran en el ilícito Trono de Roma”
“Infiltrado, gracias a nuestra
innata inteligencia y a la exquisita educación mencionada, en los más
recónditos entresijos del Poder, se nos ha solicitado con la máxima discreción,
la redacción de un manual profético, a mil años vista, con el fin de consolidar
el dominio sobre el Mundo conocido de una sola familia, donde en tiempo y hora
habrá de nacer con forma humana, en carne, huesos y sangre, aquel que llevará,
a la Humanidad, hacia los mil años de paz profetizados en el Apocalipsis de
Juan”
“Unos lo tomarán como el Mesías
victorioso esperado por los Judíos, otros como la segunda venida del Profeta
Jesús en las nubes, el Maestro que nos descubriera a Cristo; pero otros verán
al Anti-Cristo, la aberración profetizada en los libros antiguos, el Hijo del
Demiurgo y Jefe supremo de los arcontes”
“Esto es lo que quieren mis amos,
aquellos que me pagan por pinturas y diseños, que realice para que, sin que haya
duda alguna, la gente del futuro lejano pueda seguir venerando a los que dieron
sus dineros como mecenas para que mi nombre quedara perenne en la Historia;
pero aun siendo un mandado, haciendo honor a mi estirpe templaria, no puedo
dejar de realizar este manuscrito secreto para que en los tiempos que han de
venir, la gente sepa a qué atenerse y no dejarse engañar por ilusorias
fantasías construidas con ladinas y conspirativas artimañas. Nada hubo antes de
él y su ascendencia es el puro capricho de una divinidad constructora y su futuro
solo dependerá de su obediencia a nosotros, los intercesores entre Dios y los
hombres”
Comprendí inmediatamente lo que
el Autor de este supuesto manual, de forma independiente de que su verdadero y
original Autor fuese el Tal Leonardo, trataba de decirnos a sus posibles
lectores: Que se había urdido una trama, por unos pocos; de hecho muy pocos, para
manipular a la mayoría de los ciudadanos y tenerlos dormidos y pendientes de
rezos y oraciones automáticas que les impidiesen entrar en el silencio interior
y descubrir la verdad que nos legara el Maestro de Nazaret, que somos hijos de
Dios, que tenemos una estirpe de divinidad infinita y un futuro de inmortal
eternidad. Que somos libres y no sujetos a mandato de terceros.
Terrible Secreto ¿No creen?
Estamos a punto de entrar en la sesentera,
en años de vida, y estamos obligados a dar a conocer aquello que me fuera
legado hace décadas, mediante el timo de la estampita, de manos de un Gitano y
lo que ha sido la génesis inspirativa del resto de mi Obra publicada e inédita.
Son terribles los secretos que os
voy a mostrar en estas páginas y solo pido tiempo, el tiempo suficiente para
dar a conocer la Verdad, la verdad de la mentira y la verdad de la Verdad. La
verdad de la conspiración perenne de la Religión oficialmente establecida y la
Verdad que se nos intenta ocultar. Como iremos viendo, Leonardo también nos
indicará cuales son los métodos que utilizan, los que él denomina sus amos,
para mantener visible el creíble Engaño; pero también nos proporciona el
método, de algún modo las gafas, con el que poder vislumbrar la luz innata de
entre tanta oscuridad artificial.
Muchos supusieron que Leonardo
pudiera tener que ver con los cátaros; pero evidentemente los cátaros solo
fueron una invención de la propia religión oficial para desprestigiar la
verdadera herejía: La verdadera enseñanza del Maestro Jesús de Nazaret y que
nos trajo la Verdad del Cristo, de la Iluminación espiritual, del renacimiento
del Hombre Nuevo sobre el antiguo y trasnochado que ya cumpliera con su natural
cometido.
Cristo significa Hombre Nuevo, lo
contrario de Hombre Antiguo. La construcción de Cristo en nuestras vidas supone
la muerte del ser antiguo, cuya provisionalidad es manifiesta. Como nos explica
Leonardo, más adelante, no queremos adelantarnos demasiado, La mejor forma de
ocultar esta Verdad era convirtiendo a Jesús y a Cristo en una misma cosa:
Jesucristo. De hecho es una verdad a medias pues es cierto que Jesús diera
nacimiento al Cristo, la Iluminación del Hombre Nuevo, en su Vida como uno más;
pero eso no suponía, bajo ningún concepto, que los demás no pudiésemos albergar
a Cristo en nuestras vidas sin la intercesión de Jesús el Nazareno.
Aralba