"Espíritu Colectivo, Almas Individuales"
-El Alma Mundi-
Aunque parezca imposible todos formamos parte de una única Entidad colectiva denominada Espíritu Universal, el Pleroma de los gnósticos cristianos. En algunas ocasiones, nosotros mismos, lo hemos denominado como Dios, básicamente, para entendernos; pero ese único y absoluto Espíritu Universal o Multiversal poco o nada tiene que ver con la figura que tenemos la Humanidad del Dios monoteísta que es seguido por judíos, cristianos, musulmanes y otros...
Digamos que existe un único Conjunto conocido como Espíritu de "Dios", y que ese Conjunto está subdividido en una serie de almas que a su vez están constituidas por otras almas y estás por otras…, en tanto que subconjuntos, así hasta el infinito.
Los astrobiólogos piensan que la Vida es una "Rara Avis" en nuestro Universo; pero posiblemente sea justo, todo lo contrario: que el Universo, los universos, son receptáculos, crisoles contenedores de vida, ánimas, almas; en modos y maneras, unas conocidas y la mayoría inimaginables.
Alguien dijo que la Vida siempre se abre paso, aún en las condiciones más inhóspitas y tenía razón si consideramos que la Vida, en general, no tiene por qué estar supeditada únicamente a la estructura molecular del Carbono. Se habla de una posible vida, recordemos que hablamos de almas, basadas en el Silicio; pero pueden existir otras formas que, al presente, no somos capaces ni de imaginar.
Todos somos parte de Dios, en tanto que compartimos el Éter su esencia Cósmica, siendo por ello, teológicamente correcto decir que Dios se encuentra en todas partes; pero también, esto ya no es tan teológicamente adecuado, que todo vive en Dios y forma parte consustancial de Dios.
El Anima Mundi, según lo que entendamos por ello, puede significar diferentes cosas, dependiendo de lo que queramos que diga la Palabra Mundo. Si Mundo, por ejemplo, se refiere sólo a nuestro Planeta, estaríamos hablando del Alma de nuestro Planeta y por lo tanto de un subconjunto del Alma de Dios y al que pertenecerían, como subconjuntos más pequeños, todas las almas existentes en el Planeta Tierra; pero quizá, con Mundo, nos estuviésemos refiriendo a todo el Sistema Solar. Entonces el Alma del Mundo sería un conjunto mayor que englobaría a todo lo existente en el Conjunto del Sistema Solar, incluidas sus lunas y olanetas. Tambíen, Alma o Ánima Mundi, podría referirse al ámbito de todo el Universo conocido, en tanto que en todo él funcionan y se cumplen las mismas leyes naturales y existen los mismo elementos atómicos que, a la postre, son los ladrillos que conforman todas las cosas, inclusive los seres vivos.
Podríamos incluir en ese Alma Mundi, no ya al Universo, sino también al supuesto Multiverso imaginable y así podríamos elevarnos hasta el Infinito, hasta que identificáramos a esa Alma del Mundo con el propio Espíritu Universal, para entendernos, Dios.
Nada existe fuera del Espíritu Universal ni por lo tanto de su Esencia, el Éter, en tanto que Dios es infinito e inconmensurable, sin querer tratar ello como cuestiones teologales, sino como mero pensamiento filosófico de alguien que se realiza preguntas. Así, podemos entender que solo existe una sola Cosa. Sí, ciertamente una Cosa tan enorme que no posee dimensiones exteriores en tanto que el afuera es una entelequia imposible.
Así, podríamos decir que las almas son las mónadas individuales de las que se compone Dios. Unas mónadas que pueden formar entidades infinitesimales, como los neutrinos, las partículas más diminutas del Mundo Cuántico. otras un poquito más grandes como los seres vivos, entre los que nos incluiríamos los humanos y en cuya composición intervienen miles de millones de células individuales y otras tan enormes como los supercúmulos galácticos. Por lo tanto, en ese sentido, el Alma Humana sería un conjunto colectivo de muchas mónadas individuales y a las que denominamos como Mónada Humana, Alma Humana o Chispa de Espíritu Humana.
Así, como hicimos antes mentalmente, podríamos seguir elevándonos hasta el infinito sin llegar jamás a poder abarcar al Uno, al único Ser del que todos formamos parte y del que somos diminutas partículas infinitesimales.
Y aún así, por muy debajo que bajemos en la escala monádica, entendemos que existe una complejidad fractal semejante a la propia complejidad del Todo que podemos imaginar. Todo, en el Alma del Mundo, posee una estructura semejante en diferentes tamaños y formas; pero que cumplen con el mismo patrón fractal.
Ciertamente poseemos poderosos instrumentos ópticos que nos permiten ver una parte importante del Universo; también poderosos microscópicos cuánticos que ya nos permiten ver algunas de las más voluminosas partículas subatómicas. Aún así, somos conscientes de que ni podemos observar la totalidad del Universo ni todo aquello que se esconde en el Mundo Cuántico.
Podríamos considerar a nuestro Universo, un Ánima Mundi, como una diminuta canica constituida de éter con una membrana densificada de capas de éter, flotando en un Océano de Éter infinito conocido como Pleroma, Dios. Pero ese Pleroma y su substancia no son mera substancia, valga la redundancia, sino que es muchas cosas más de las que podríamos imaginar. Por ilustrar, diremos unas pocas: Consciencia, Inteligencia, Generador de Ideas, Voluntad, Acción, Amor (en tanto que replicación fractal reproductiva) y Generador de Cosas, basadas en las ideas, para tomar forma en infinitos mundos…
Así, no resulta una entelequia considerar, por ejemplo, al Ser Humano en tanto que Mónada o Alma como un diminuto holograma, a imagen y semejanza, de su Ánima Planetaria, que a su vez estaría constituida a imagen y semejanza del Ánima del Sistema Solar, de la Galáxia, del Universo, del Multiverso…, consecuentemente también del Pleroma, de Dios.
Visto así y conociendo que todos somos uno. ¿Como se puede entender que llevemos eones de tiempo dándonos por saco los unos a los otros? Entiendo que del mismo modo que hay personas que hacen daño a sus cuerpos de mil y una manera diferentes: escariado su piel, oradando partes de su cuerpo o cincelado mediante el dolor obras de arte, con tinta, en su piel. Un Yakuza puede incluso, conscientemente, rebanarse una parte de su cuerpo o quitarse la vida con una catana. Es la Ignorancia de lo que somos y de lo que formamos parte lo que nos hace que actuemos de forma tan cruel, inconsciente e irracional, tanto con nosotros como con los demás.
Abre los ojos, no eres una oveja, no eres un ser insignificante: Eres parte íntegra de la Voluntad de Dios.
Tú vives porque Dios quiere que así sea y lo más maravilloso de todo: Dios vive en tí, del mismo modo que un holograma gigante vive al completo dentro de la partícula más diminuta que lo forma.
Siente que eres Dios en tanto que receptáculo suyo; pero míralo y siéntelo con humildad repartiendo por doquier el Amor que contienes dentro de tí.
Aralba Pensator Minister, Frater R+C