Bajo los auspicios del Fratrer Platón
¡Alma Gemela, ven a mí!
Este dolor que constriñe mi corazón, no me deja vivir, pues vivir no es solo comer, beber, excretar, reproducir y que se yo…, incluso, como ahora, intentar construir un edificio con ladrillos de poesía.
Vivir, en mayúsculas, es aprender a morir
Poder morir al calor de tu regazo, cual miserable y oscura oruga dentro del cálido abrazo de su crisálida moribunda.
Solo tú, gemela mía, conoces el mensaje.
¿De que color es el caballo blanco de Santiago?
Mal que te pese, tu libertad no será completa hasta que, éste, tu humilde vasallo pose su lengua sobre tu empeine, limpiando cualquier impureza que este mundo te haya podido impregnar.
Veneno vital que necesita mi Alma…, que es la tuya para poder, ambos, evolucionar.
Tránsito que unos dicen infernal; pero yo, que es glorioso y conducente a la inmortalidad.
Yo, pareciendo libre no lo soy
Doliéndome un brazo, esa sensación produce opresión.
Eso me estorba, me digo, parece ajeno a mí.
Porque me duela el brazo ¿helo de cercenar?
Por el contrario deberé intentarlo curar; pero nunca separarlo de mí.
No, Amiga mía, Alma Gemela. Mi Alma no considera que a eso pueda llamárselo libertad.
¿De qué huimos? ¡Dímelo!
Esa carrera inconsciente… ¿Hacia donde nos conduce?
A dar vueltas y más vueltas, en la vida, como un par de locos que no se pueden encontrar.
Que bien lo retrata nuestro Hermano Michael Ende en su Espejo en el Espejo
Tú eres joven y buscas, con vehemencia, a tu otro Yo.
Ese es tu esfuerzo, durante el transcurrir de la Vida; pero ¡Ay!, cuando lo encuentras es un anciano irreconocible y te niegas a aceptar la evidencia.
Con posterioridad seré yo quien recorra ese mismo camino, buscando aquello que mi corazón siente y echa en falta. Igual que tú cuando lo halle retrocederé diciendo que estaba equivocado.
¡OH, Rueda Infernal! te ordeno e imploro que detengas tu perpetuo movimiento y que pareciera no tener final.
¡OH, Amada Tierra! párate y déjanos bajar, como dijera algún que otro viejo roquero.
Ya se acerca la hora, lo siento en mi Ser.
¡OH, Alma Gemela! ya nominada, yo te invoco para que las dos caras de una misma moneda podamos formar.
Las almas gemelas no son iguales, ni con gustos parecidos. Son complementarias y por ello diferentes. Sin embargo se necesitan mutuamente y no podrían, la una sin la otra, subsistir.
Así como el opuesto de Géminis es Sagitario, uno tiene lo que al otro le falta.
Dame la mano, Amiga mía, y bajémonos de este maldito tranvía.
El Tren celestial nos espera para que comencemos un larguísimo viaje hacia el Corazón de donde se originó todo. Allí, donde solo el Amor es la única Ley y donde la fraternidad universal sea viable.
Dame la mano, Amada mía, y unámonos en un ardoroso abrazo, que hasta las entrañas de la tierra haga temblar.
El Súper Hombre no es Uno sino Dos.
El Creador no es uno, ni tan siquiera dos. El Creador somos todos abrazados y fusionados por tan celestial Amor.
Ese es nuestro destino sagrado.
¡Alma Gemela, ven a mí!
Mi Fuerza eres tú y tu llanto mi debilidad.
¡Alma Gemela, ven a mí!
Tu triste corazón, ahora, es aplacado por el Amor del Profeta Samuel; pero debes saber que día llegará en el que cuenta te des que, tanto tú como yo, solo uno somos.
Pues ¿Qué podría hacer Shiva sin Kali?
Kali dicen que es una diosa tenebrosa. ¿Qué utilidad tendría la Luz de Shiva si el negro seno de su satki fuera infértil?
Sin la luz de Shiva, la fertilidad de la Diosa sería impotente.
Shiva es el Dador de luz, la energía
¿Qué necesidad habría del hambre de Kali por ella?
La que tenga oídos para oír que oiga.
El que tenga ojos para ver, que vea.
Regresa a mi, ¡Oh, amada mía!
Hace ya eones de tiempo que lloro por la pérdida de mi sombra o ¿Quizá sea yo la sombra de ella?
Si, soy Peter Pan el niño que un día perdiola y negándose a crecer la intenta recuperar.
Sol y Luna
Tierra y Mar
¡Oh, Gran Isis!, Luna deslumbrante y productora de mareas.
Kali, cuan grande y hermosa es tu terrorífica belleza.
Mar, María, madre de todo lo creado.
Devoradora de tus hijos eres en esta tu Gran Era. Shiva te llora amargamente y con egoísmo espera paciente ser decapitado.
Pues a este creador le falta el crisol donde su luz pudiera, con tan tremenda energía, crear sin al mismo tiempo destruir.
Yo, divinidad de los muchos brazos, te he enviado la fuerza de los ángeles para que te protejan en esa huida hacia una falsa libertad.
Es lógico que bajo tu férreo reinado, Señora, las hembras humanas hayan sabido recobrar su perdido protagonismo.
Hace ya, eones de tiempo, amada mía, que me encuentro como en diferentes cuevas que se encontraran como en una sola y donde la luz del día jamás ha penetrado.
Siento la tristeza del escorpión.
Siento la tristeza de la viuda negra.
Siento la tristeza de la mantis religiosa.
¿Qué poseerían sus machos después de copular con sus amadas si después, a su suerte, son abandonados?
Devoradora mía.
Acaso ¿No quieres hacerme daño?
¿Por eso abandonas el barco al pairo, arrebatándome a nuestro hijo?
En la Naturaleza siempre, de un modo u otro, es la Hembra quien siempre devora al Macho.
Esa es la cópula mística de las almas gemelas.
El fuego del atanor devora el contenido del crisol y al unísono se devora asimismo para dar lugar al Oro de la Naturaleza Superior.
Quizá necesitemos de más experiencia en nuestro actual grado de existencia.
Quizá, este pretendido dios, necesite más palos para seguir aprendiendo aquello que tan tozudamente se niega a aceptar.
Lección de Humildad, quizá, como diría el padre Mendoza.
ARALBA