viernes, 1 de agosto de 2014

Manual para el dominio del Mundo (III)


No os vayáis a creer que “Manual para el dominio del Mundo” es un escrito voluminoso; pero dada la importancia que ha tenido en mi propia evolución personal he decidido ilustrarlo con las vivencias personales relacionadas con la aparición en mi vida de este escrito de dudosa procedencia. Como expuse en el capítulo anterior, para mí sería algo extraordinario el que algunos de sus lectores pudieran darme algo de luz al respecto.

“Para alcanzar el dominio del Mundo, lo primero que hay que hacer es implantar por la fuerza, si fuese necesario, el Imperio de la Ignorancia y que el Conocimiento solo quede en unas pocas mentes debidamente adoctrinadas, la élite, nuestra Santa y Madre Iglesia y su cabeza visible el Papa.

Debemos buscar el Conocimiento por sobre toda la faz de la Tierra y domesticarlo, hacerlo exclusivamente nuestro y aquellos que no estén de acuerdo con nuestro proceder deberán ser erradicados, eliminados del Mundo y de la Historia.

Estas eran las breves directrices que me fueron trasladadas por mensajeros del Papa. Después me vendrían las siguientes y sobre las que yo debería de trabajar para plasmarlas en mis trabajos pictóricos; pero ya me las apañaré para que la luminosa verdad sea visible bajo la niebla terrosa de lo que tengo que realizar para contentar al intocable habitante del Vaticano.

Está claro que buscan una inmensa masa de gente ignorante que pueda ser fácilmente manipulable por una pequeña élite constituida por obispos y cardenales. En todo caso, podrían acceder al conocimiento, aquellos que laboran como escribas y copistas en las bibliotecas de los monasterios benedictinos y donde deben de estudiar los hijos primogénitos de aquellos nobles, príncipes y reyes que sean de la entera confianza de la Curia Romana.

Buscan una masa miedosa y sumida en la ignorancia que esté siempre dispuesta a obedecer, sin rechistar, todo aquello que sus amos les soliciten o les reclamen. Para ello se debe extender, entre el populacho, la superstición que no es otra cosa que una construcción mentirosa con pinceladas de realidad que pudiera hacerla creíble para cualquier mente inteligente; pero sin instrucción académica.

Ellos tienen el Conocimiento de Dios, el Señor de los cielos, tienen el poder de saber cuándo plantar nuestras semillas, se dirán los campesinos, cuando recoger las cosechas y por lo tanto no pasar hambre durante al menos un año entero. De algún modo, siento como la Curia busca la dependencia total de la gente sobre la que su paraguas de poder proyecta su larga y omnímoda sombra.

Cuando busque la gente una explicación racional, que su mente no pueda comprender, se les dirá que eso es Palabra de Dios y por lo tanto uno de los muchos misterios que solo se nos mostrará cuando hayamos traspasado el velo de la muerte y nos encontremos humildemente postrados ante el magnánimo Trono del Creador.

Según indago más profundamente en sus directrices para la construcción del Manual para el dominio del Mundo me doy cuenta que, este gente, en realidad no creen en nada, Es posible que cuando comenzaron como simples estudiantes de teología tuviesen una cierta creencia en los misterios que estudiaban; pero quedaba claro que llegaba un punto donde se producía una ruptura en el que se les abre los ojos a la verdad: Tan solo se trata de una Herramienta de Poder, de manipular a las masas; pero aún me quedaba descubrir el por qué ¿Quizá el mantener una serie de privilegios de por vida y de modo generacional para poder vivir medianamente bien, en relación a una ingente masa hambrienta que no podían vivir de otro modo que como animales? Posiblemente no fuera más que eso; pero mis estudios de gnosis egipcia me decían que eso solo era el efecto visible de una causa invisible aún más siniestra”

De verdad os digo, queridos lectores, que no daba crédito a lo que estaban leyendo mis ojos. Esto era algo terrible y, de ser cierto, me estaba demostrando a nivel intelectual que el Mundo estaba siendo dirigido desde tiempo inmemorial por una poca de gente sin escrúpulos; pero con una gran instrucción escolástica y cuyo egoísmo personal llegaba a tal límite de no importarles lo más mínimo el estado esclavizado de sus propios hermanos.

Intentaba situarme en aquella época del Renacimiento Europeo; pero en seguida me di cuenta que no era tan difícil pues aunque las cosas habían cambiado mucho desde hace más de mil años, sin embargo los conceptos básicos de la manipulación aún seguían vigentes. Es cierto que ahora todo el mundo, cuyas familias con cierto esfuerzo, pueden estudiar e incluso asistir a la Universidad; pero eso no les da vía libre para poder escalar a los verdaderos puestos donde el Poder es cocinado. Todo sigue siendo un engaño.

Mi experiencia laboral personal me ha corroborado que esos estudios universitarios, entre los hijos de la gente humilde, habrá procurado bienestar personal en algunos pocos; eso no lo pongo en duda; pero tal ha sido la masificación universitaria que lo que más ha provocado es frustración en los licenciados al entender el esfuerzo que supuso a sus familia el privilegio de haber podido estudiar y que sin embargo eso solo les ha servido para ocupar, en las empresas, simples puestos de auxiliares sin posibilidad alguna de progresar, dado que los puestos ejecutivos quedaban en exclusiva para los hijos de las élites, fueran estos de los socios de las empresas o de otros puntos de unión de la bien tejida telaraña.

Hijos de la élite que no estudian en los colegios, institutos y universidades públicas sino en instituciones eclesiásticas y privadas de índole parecida, generalmente ubicadas en el extranjero y en donde sus estudiantes son adoctrinados de forma conveniente, para llegado el momento puedan ocupar el Poder y mantener intacta la línea que fuera trazada desde tiempos pretéritos por sus antepasados.

“Esa Ignorancia, debidamente adobada en su propia salsa, la superstición, y cocinada con el miedo a lo desconocido, al castigo divino por desobedecer sus preceptos escritos en los libros sagrados y transmitidos por los sacerdotes debidamente investidos por una cadena iniciática, da lugar al fétido plato del Fanatismo. Esa es, la segunda herramienta imprescindible para conseguir el dominio del Mundo, porque el Fanatismo permite mover a las masas como un titiritero mueve a sus marionetas.

La simple orden del carismático Líder es suficiente para que una horda descerebrada pueda ser llevada al campo de batalla y ser sacrificada en el bien de sus amos. Evidentemente ellos piensan que luchan por Dios, por su Fe sagrada y que les procurará la Salvación personal; en realidad no saben de qué se trata eso; pero sus líderes les han demostrado en demasiadas ocasiones su preparación y conocimiento. Si ellos los llevan a la batalla, sus buenos motivos tendrán y además si cayesen en el Campo de Batalla luchando por lo que les han dicho, irán derechitos al Paraíso celeste donde moran Dios y sus inmaculados ángeles”

Entendía, con claridad, lo que Leonardo el Personaje protagonista del Escrito, trataba de indicar. Solo avanzando en su lectura entendería el verdadero motivo de todo ello; pero con esto era suficiente para comprender que se nos ocultaba la verdad con el fin de usarnos como a ganado, sea éste de tiro o de otro tipo de producción.

Se ha venido inculcando en la población, desde tiempo inmemorial, que los seres humanos no somos iguales; que existen clases y castas que hay que respetar pues las clases más altas son más inteligentes, se encuentran mejor preparadas; pero lo más importante de todo: Están ahí porque una Fuerza Divina los ha colocado con algún misterioso motivo que debemos respetar y por el que no debemos de preguntarnos.

No tengo ni idea si Leonardo, el escritor de este Trabajo, llegó a nuestra misma conclusión; pero lo cierto es que me temo que la gente que nos suele gobernar, desde tiempos pretéritos, son los golfos de solemnidad, los más indecentes y deshonestos, los embusteros sin matices, la gente sin sentimientos por el pesar de sus semejantes; pero además los más ignorantes, fanáticos y ambiciosos posibles; pero no adelantemos acontecimientos, pues el Tema de la Ambición, descubriría que se trataba del tercer precepto necesario para el Gobierno del Mundo.

Como os comenté con anterioridad, queridos lectores, este pequeño trabajo, supuestamente  de Leonardo Da Vinci, fue una de las gotas que terminaría colmando el vaso de mi paciente ingenuidad e hizo que terminase abandonando cualquier tipo de religión establecida; pero eso no significó que abandonase la búsqueda del Conocimiento, todo lo contrario, dado que fue esto lo que me motivó a introducirme en un Universo Intelectual novedoso como era, en aquella época, del Realismo Fantástico. Enseguida comprendí que en el maremágnum de fantasía infumable que componía dicha literatura, sin embargo podían encontrarse verdaderas perlas de sabiduría. Sabiduría que me abría puertas a otras formas de pensamiento y que nos investía con un fastuoso sentimiento de libertad personal.

Debo mucho de lo que ahora soy a la Revista MUNDO DESCONOCIDO que editaran Andreas Faber Káiser y Alejandro Vignati; que no hacían otra cosa que seguir la línea argumental del Realismo Fantástico que en su día inauguraran L. Pauwels y J. Bergier, con su Obra El Retorno de los Brujos.

Recuerdo que la lectura de aquella revista, que terminaría coleccionando hasta el último número, me provocaba como una especie de hervor emocional, aunque los argots que utilizaba no los comprendía del todo, al principio; pero poco a poco con el estudio íntegro de todos y cada uno de sus números conseguí un bagaje de cultura esotérica que, en breve, me serviría en mi posterior camino iniciático.

Tengo algunas anécdotas que contar respecto a esta Revista tan querida y que conservo en mi amada Biblioteca; pero creo que lo dejaremos para el siguiente capítulo.


Aralba